Los entrenadores mexicanos cada día estamos más devaluados y menos reconocidos, no solamente en México, sino también en el extranjero, ya que las autoridades no valoran nuestro trabajo, señaló el especialista en marcha José Alvarado, quien hace 17 años emigró del país ante la falta de apoyos y ha sido contratado en Guatemala y El Salvador.

Alvarado, entrenador en jefe del equipo de caminata que participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, donde Carlos Mercenario ganó la única medalla de plata para la delegación tricolor, expresó su deseo de regresar a laborar a México, pero la oportunidad no se ha dado, a pesar de que la mayoría de sus amigos han ocupado puestos importantes en el ámbito deportivo federal y estatal.

Con su infaltable bigote y más delgado que antes, el precursor del atletismo en Guatemala, en las pruebas de marcha y maratón, nación a la que le dio durante 16 años varias medallas, así como una marca mundial de 20 kilómetros con Julio Martínez (1:17.46 horas), se dijo orgulloso de haber aportado su granito de arena, porque ese país no tenía preseas desde hace medio siglo.

–¿Extraña México?

–No me fui por gusto, sino por necesidad. Tenemos un país maravilloso y somos privilegiados. En Guatemala cumplí una función y renuncié, porque no me sentí respaldado; hace cuatro meses estoy trabajando en El Salvador, pero honestamente no quiero morir lejos de la patria.

Siempre he dicho que un entrenador vive de los resultados, pero es necesario que se respete nuestro trabajo. Uno vive al día y llega el momento en que estás desesperado.

Alvarado tiene 62 años, 35 de ellos como entrenador y 30 en el alto rendimiento. Vivió la época dorada de la marcha mexicana, siempre bajo la sombra del profesor Jerszy Hausleber y amparado por Raúl González, el directivo de la Comisión Nacional del Deporte, como se llamó inicialmente, quien lo designó entrenador en jefe, rango que le hace falta a la caminata, porque sólo veo anarquía.

Alvarado llegó al Centro Deportivo Olímpico Mexicano con seis marchistas salvadoreños y sin la campeona panamericana Cristina López, quien se recupera de una bursitis crónica, para estar presente el fin de semana en la Copa del Mundo, en Chihuahua.

Por otra parte, en las oficinas de la Federación Mexicana de Natación, los entrenadores de clavados que laboran en el Centro Nacional de Talento Deportivo y Alto Rendimiento llegaron ayer a un acuerdo y, tras recibir tres de los cinco meses de salario que les adeudan, firmaron un contrato hasta diciembre próximo, dijo Jorge Carrión, quien espera que su profesión algún día sea reconocida en la Ley Federal del Trabajo.