La directiva, lo que falla en Cruz Azul
ace bien Cruz Azul en apostar por un severo autoanálisis. Todo indica que el problema está en la cabeza, en la directiva puesta, por ahora, en manos del insolvente Alberto Quintano. Basta un ejercicio de retrospectiva entre los equipos que han sido más exitosos en los torneos cortos: el Toluca, cuando tuvo como presidente a Rafael Lebrija, y el Pachuca, de Jesús Martínez y Andrés Fassi.
El éxito jamás es acéfalo; al contrario, tiene la cabeza bien puesta. El técnico Enrique Meza significa un plus para cualquier equipo y no es raro escuchar a sus ex dirigidos ubicarlo como el mejor entrenador de México
, según declaró el portero Miguel Calero. Pero tampoco es casual que precisamente El Ojitos Meza haya cosechado sus mejores lauros con Tuzos y choriceros.
En el cuadro mexiquense Meza hizo gran dupla con Lebrija, cuando el patrón fue Nemesio Diez, quien no necesitó involucrarse tanto en el equipo para sentir la seguridad de que los resultados serían buenos; se ganaron tres títulos: Verano de 1998, Verano 99 y Verano 2000. En Tuzos, la dupla Martínez-Fassi también ha hecho campeón a varios técnicos, no sólo a Meza.
Quintano fue un excelente jugador y tal vez hasta símbolo de La Máquina, pero está lejos de ser el directivo idóneo. No se le ubica como un personaje muy cercano al grupo de jugadores, tampoco es motivador ni parece tener gran ojo en la elección de refuerzos foráneos, pues de los adquiridos el reciente año muy poco se puede rescatar; tampoco supo negociar la permanencia de Cristian Riveros.
Lo cierto es que para la afición de Cruz Azul la frustración es grande y hoy por hoy es objeto de toda clase de burlas. Ya no basta decir que tantos subcampeonatos significan que el equipo siempre pelea cosas importantes, como aseguró Quintano, basta replicar con una de las frases favoritas de los futbolistas: todos se acuerdan siempre del primer lugar, el segundo no existe.
Al Pachuca, campeón de la Concachampions y asiduo participante en el Mundial de Clubes, le alcanzó la motivación para vencer en el juego de ida al Monterrey; sin embargo, incluso sobre el gran desempeño de Édgar Benítez, Damián Manso y Damián Álvarez, todavía nadie se atreve a quitarle la etiqueta de favorito al cuadro Rayado que dirige Víctor Manuel Vucetich.
Las Chivas vivieron una semana de contrastes; pasaron de la euforia tras golear al Vélez Sarsfield en la Copa Libertadores al desconcierto por la derrota sufrida ante Morelia en cuartos de final del certamen casero, que puede ser el comienzo del adiós de un torneo memorable con el récord de equipo invicto, pero todo amenaza con derrumbarse como castillo de naipes.
Al saqueo del Tri se suman las bajas por lesiones. Afortunadamente, pese a su expulsión, el delantero Omar Arellano podrá jugar la vuelta ante los michoacanos, debido al beneficio que da la Federación Mexicana de Futbol al Guadalajara por su aporte de jugadores a la selección nacional. La Piña Arellano podrá pagar después el partido de castigo, luego de la absurda tijera que hizo sobre un jugador michoacano.
A pesar de la derrota y la novatez del voluntarioso Liborio Sánchez, da la impresión de que el cuadro dirigido por José Luis Real tiene capacidad para dar la vuelta al marcador; dos goles no son muchos, y con un planteamiento audaz, la dinámica de los rojiblancos resultaría veneno puro para un cuadro lleno de veteranos, encabezados por Jared Borgetti.
Estas Chivas están condenadas a madurar a marchas forzadas, e independientemente del saldo final en el torneo Bicentenario 2010, resulta agradable ver surgir promesas en tan poco tiempo, como han sido Chicharito Hernández, Arellano, el delantero Michel Vázquez y el contención Jorge Enríquez, inclusive el mismo Liborio, quien ha mostrado cosas buenas.
Algo falló en la planeación del Tri, los jugadores llegaron a la concentración con ritmo de juego, recibieron una semana de vacaciones y fueron sometidos a trabajo físico en Avándaro. Todos acariciaban el sueño mundialista, iban con el afán de dar su máximo y convencer, pero varios se lesionaron, el más grave fue Miguel Sabah, y todavía nadie ha dado una explicación de este fenómeno.