París/ Los Ángeles, 2 de mayo. El director de cine Roman Polanski rompió el silencio el domingo en un texto titulado No puedo seguir callando, en el que considera que la demanda de extradición de Estados Unidos que pende sobre él se basa en una mentira.

No puedo seguir callando porque Estados Unidos sigue reclamando mi extradición, más con el objetivo de entregarme como una presa a los medios de comunicación del mundo entero que para pronunciar un veredicto sobre el cual se llegó a un acuerdo hace 33 años, escribe.

Dicho texto está dirigido a la opinión pública y está publicado en el sitio Internet La regla del juego, de su amigo el filósofo francés Bernard-Henri Lévy.

No puedo seguir callándome ya que la demanda de extradición a las autoridades suizas está basada en una mentira, escribe Polanski respecto de su encarcelamiento en una penitenciaría de Chino, California, durante 42 días, en 1977.

Según el cineasta, procesado en Estados Unidos por haber tenido en 1977 relaciones sexuales con una adolescente de 13 años, ese encarcelamiento correspondía a la pena a la que habría debido ser condenado, y que en consecuencia ya habría cumplido.

Los abogados defensores reabrieron el pasado jueves un nuevo frente en su campaña para detener la extradición, al pedir a un juez que libere archivos que ayudarían a los agentes suizos a decidir el destino judicial del cineasta.

La semana pasada, un juez de California negó una petición de sus abogados para sentenciarlo en ausencia, lo cual fue visto como un paso casi final para el regreso a Estados Unidos del director de El bebé de Rosemary y El pianista.

Pero en la moción presentada el jueves, los abogados de Polanski dijeron que los agentes suizos no poseen la información necesaria para tomar una decisión bien fundada, ya que carecen de transcripciones de declaraciones clave de un ex fiscal en el caso del cineasta.

Las transcripciones fueron selladas y los abogados de Polanski desean verlas, copiarlas y compartirlas con los suizos. El equipo legal espera que con ello las autoridades helvéticas finalmente nieguen la extradición.