Clorofila es miembro fundador del tijuanense Colectivo Nortec, que se caracteriza por uso de sintetizadores, cajas de ritmo y samplers, entre otros aparatos electrónicos (ahora con laptop) para crear un tecno muy norteño; es decir, música electrónica mezclada con norteña, banda sinaloense y tambora.

Clorofila es Jorge Verdín y habló con La Jornada de Corridos urbanos, su álbum debut fuera del colectivo (que integran Bostich, Fussible y Hiperboreal, entre otros) de 12 temas de su autoría en las que predominan el punchis punchis cumbanchero, artmosférico y claro, el de la tambora y los metales.

La placa está disponible en Itunes desde el pasado 7 de abril y en cedé desde el 13. Esta noche se presentará en en el zócalo de Puebla (a las 20 horas), en el contexto del festival Barroquísimo, y el próximo 15 de mayo en el Lunario del Auditorio Nacional (a las 22 horas), donde habrá tambora y el canto de Fernanda Carolis, quien participó en el disco.

Durante la charla, Verdín consideró que en el mundo actual el uso de la tecnología en la creación ha sido controversial. Puede decirse que facilitó el proceso creativo, pero puede ser buena o mala. Es una herramienta como cualquier otra; es decir, la tecnología es como tener un pincel: depende de lo que seas capaz de hacer con él, porque mucha gente piensa que funciona como muleta, pero la computadora no te hará las canciones. En música y tecnología se puede mentir hasta cierto grado. Engañas en lo que es la producción. Mucha de la música que se escucha en la radio tiene el llamado auto-tone, que hace que alguien se escuche desafinado o perfecto.

O sea que, agregó, en todos los géneros musicales hay cosas buenas, regulares y malas, aunque el mercado en general está inundado de pésimas, dijo Clorofila, quien con su disco desea plantear sus ideas luego de separarse cada vez más de Nortec, el cual irrumpió en la escena en 1999 con su mezcla de electrónica y manifestaciones populares.

Nortec, afirmó, sigue siendo esa “mezcla de música de banda con norteña, pero no existe como grupo, pues cada uno de sus integrantes trabaja por su cuenta; lo individual será lo que sigue para nosotros, pero la esencia del  proyecto sigue siendo la misma.

Empezamos en 1999 y terminamos a mediados de 2007. Fueron casi 10 años. No hay nostalgia ni melancolía, pues la música seguirá. Era cada vez más difícil tomar decisiones rápidas y, en un momento, la opción fue que cada quien siguiera su camino. Lo más sano es que cada uno se presente por su lado y con su material.

Sobre su mote, Verdín explicó: El verde es vida, eso de Clorofila es una referencia a mi apellido. Era un nombre provisional, pero ya se quedó.

Agregó: Para mí la música es un vicio; me gusta tanto escucharla como hacerla; es algo casi involuntario, pues desde que era pequeño trataba de hacerla de una manera o de otra, aunque a veces no tenía ni con qué, a riesgo de sonar demasiado general, pero he podido desarrollar esa inquietud y he tenido un público interesado en oír lo que hago.

Clorofila radica ahora en Los Ángeles, pero recordó que quien vive en Tijuana experimenta algo que no se olvida.