Por tu culpa me salvó una canción. Las palabras de la argentina Ana Gloria Moya presentan el disco de Chavela Vargas ¡Por mi culpa! (Discos Corasón, 2010). Palabras compartidas por miles, quizá millones de personas a quienes la legendaria cantante, de 91 años, ha acompañado en momentos de dolor, desamor y también, porqué no, alegría.

En fechas recientes, Chavela Vargas había trabajado en un par de proyectos por intermediación de Mary Farquharson y Eduardo Llerenas, de Discos Corasón. Uno de ellos fue el álbum San Patricio, de The Cheiftains, y el otro, un disco de Pink Martini. Estuvo muy a gusto, así que les propuso hacer un disco con ellos. Puso dos condiciones, que en realidad es una sola: el disco sería suyo por completo, tanto creativa como financieramente. Ella, a sus entonces 90 años, decidiría qué cantaba, con quién, cómo sonaba y qué instrumentos se usarían. O sea, como me dio la gana, dijo en un mensaje escrito por ella y leído por su amiga María Cortina en la presentación del disco. Vargas estaba presente, sentada en un sillón cubierto con un jorongo, indumentaria que suele portar en los conciertos. Pero, debido a su menguada salud, prefirió que otro leyera el mensaje. Además, quería recibir las ganancias de la venta del disco. Para ello, buscaron patrocinadores.

Hace mucho que perdí la cuenta de los discos que he grabado. Unos dicen que son más de 80 o 100 o no sé cuántos. A mí me da igual si son 500, mil o dos. Casi todos los han producido o se han cansado de reproducirlos sin que yo me entere, sin darme regalías, sin tomarme en cuenta. Dicen que he grabado con grupos que ni siquiera he conocido. Puro negocio de las disqueras comerciales, dijo.

Para éste, eligió que la acompañaran amigos suyos, artistas destacados, mexicanos, de América Latina y España, con excepción sólo de la banda estadunidense Pink Martini. Los demás han sido cercanos en distintas etapas de su vida: La Negra Chagra, Eugenia León, Jimena Giménez Cacho, Lila Downs, Mario Ávila y Joaquín Sabina. Ellos, a su vez, han sido influidos por su canto.

Recuerdos de la infancia

La violonchelista Jimena Giménez Cacho contó, durante la presentación en el Centro Cultural Estación Indianilla, que de chica quería ser como ella y mi papá se opuso rotundamente y me mandó a un internado. Me compró un violonchelo, que al fin y al cabo es el instrumento que más se parece a la voz, y me encaminó por la música clásica. Pero me hubiera gustado ser como ella. Giménez y La Negra Chagra interpretaron Un mundo raro, con arreglo de la compositora Marcela Rodríguez. En el álbum, Giménez acompaña a Vargas.

La amistad vale más que el más grande tesoro. Nadie la impone, uno elige y apuesta. A veces pierde, pero es algo que uno elige. Yo he perdido, pero he ganado más, mucho más, leyó María Cortina, en nombre de Vargas.

La Negra Chagra conocía los cantos de Chavela porque su madre la escuchaba, y la primera vez que la vio por televisión, se quedó impresionada por el enorme parecido físico a su madre.

Chavela y La Negra se conocieron hace como 10 años. “La primera vez que fue a Argentina la llevó mi marido, productor. Chavela siempre viajaba sola, sin manager. Pusieron una persona para que se encargara de estar con ella. Nos conocimos el primer día y pegamos una onda impresionante”, dijo en entrevista. La segunda vez que fue al país austral, Chavela quiso ir a Salta, provincia norteña. Tiene un disco en el que interpreta autores salteños. Viajaron para allá: La experiencia fue increíble. Nos pasamos una semana paseando, ella conociendo a mis amigas, poetas, músicas, escritoras, entre ellas, Ana Gloria Moya, la de las palabras de al principio.

La tercera vez que fue a Argentina, en 2004, invitada por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y una fundación, dio un concierto gratuito (ella solicitó que lo fuera) en Luna Park. Chavela pidió que La Negra Chagra participara. Cantaron No soy de aquí, ni soy de allá. Esa experiencia fue única, y creo que la más emocionante de mi vida, dijo La Negra. En esa ocasión, Chavela hizo como si se le olvidara la letra: “Es muy gracioso, porque le voy diciendo la letra y ella la cambiaba. Después me entero que lo hizo por jorobar”.

La Negra Chagra participó en dos homenajes a Chavela, uno en el Teatro de la Ciudad y otro en Tepoztlán. En el disco, Chavela le pidió cantar con ella Las simples cosas, cuya letra es de un salteño, César Isella.

Más que la técnica, lo importante es poder expresar y poder decir las cosas, le dijo Chavela a La Negra. Como, alguna vez decía un poeta de Salta, cuando ella habla de amor, le escupe en el rostro al odio y la indiferencia. Siguió: Le echa arena en los ojos a los políticos y les regala coplas a los mendigos. No se calla nada, pese a quien le pese.

A dónde te vas, paloma...

Mario Ávila es un artista salvadoreño que vive en Tepoztlán. Desde que Chavela llegó hace unos años a vivir al pueblo morelense se hicieron amigos. Un día, mientras platicaban en el jardín, Chavela miró hacia los árboles y dijo: A dónde te vas, paloma... Ávila apuntó los versos y los musicalizó. Esta canción inédita se incluyó en el álbum. En la presentación, la interpretó Ávila.

El salvadoreño recuerda que también conoció a Chavela porque su madre la escuchaba. Cuando llegó a México, para hacer estudios para ser jesuita (luego los abandonó), había un profesor que los ponía a cantar piezas interpretadas por Chavela, para hablar sobre el dolor.

Una canción se quedó fuera del disco, compuesta por Chavela a ella misma de niña. Su salud le impidió terminar de grabarla.

Gracias México, gracias a mis amigos, gracias a todos, a todos los que creemos en la vida, en la magia, en el canto, en la verdad, concluyó la cantante durante la presentación.