El compositor Eduardo Angulo escribe su música a partir de ponerse en los zapatos del otro, en los del escucha. De allí que la parte emocional y el sentido lúdico sean elementos fundamentales de su escritura.

Es una conciencia que le viene desde muy niño, según platica, cuando lo llevaban a las salas de concierto y se aburría terriblemente por no entender algo, ante lo cual se ponía a contar las butacas.

Creo que el proceso creativo necesita saber congeniar nuestro ser adulto con la parte infantil que pervive en uno. Por eso, en mi música he tratado de nunca perder ese niño que llevo dentro; toda mi música está embebida de ese aspecto lúdico, señala el creador. Para mí, la música es una expresión para divertirse y entretenerse; como decía sabiamente la maestra Alicia Urreta: la música es un juego en serio, con lo cual estoy totalmente de acuerdo.

Las anteriores precisiones de Eduardo Angulo surgen a raíz de que este domingo la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) realizará el estreno mundial de su obra El ruiseñor, como parte del concierto con el que la agrupación festejará el Día del Niño, programa en el que también interpretará otra obra suya, la suite coreográfica El flautista de Hamelín.

Componer obras para niños no es algo nuevo en la trayectoria de este autor. De hecho, señala que con su obra ha tratado de abarcar siempre el espectro más amplio de públicos, que sea entendida y disfrutada lo mismo por niños y jóvenes que por adultos y abuelitos.

Sin embargo, aclara que el propósito de su trabajo no es didáctico, si bien resalta que con éste sí desea contribuir a la educación de mi país, que mucha falta le hace.

A su decir, El ruiseñor y El flautista de Hamelín, ambas para flauta y orquesta, son obras que sí ayudan a los niños, porque son fáciles de entender e incluso llegan a tener cierto aspecto didáctico, al permitirles reconocer ciertos temas, ciertas atmósferas. Son muy fáciles de entender. Esa es mi manera de ser un poco didáctico, porque no puedo sentarme a dar clases; aunque de todo corazón me gustaría, no tengo vena, no soy maestro.

Eduardo Angulo recalca que el infantil es un público que siempre le ha interesado mucho, porque los niños no son retrasados mentales, aunque hay quienes los quieren tratar así; muchas veces son mucho más inteligentes y rápidos que los adultos; simplemente hay que tratarlos como niños. El arte es saber combinar el adulto y el niño que todos tenemos dentro para crear.

De acuerdo con el compositor, la música últimamente ha pecado de sobreintelectualización y ha olvidado un poco la parte emocional. Me interesa sobremanera la parte emocional, además de que siento que con la música tonal puedo expresarme mejor.

Ese tipo de música, agrega, es donde me siento más en casa; no es por moda, ni por llevar la contraria, simplemente es la música que siento que nace de mí y que, creo, es verdaderamente auténtica. Yo me saco las entrañas y las pongo sobre la mesa, y eso es lo que escribo.

En su programa para festejar a los pequeños, el cual tendrá lugar hoy a las 12:30 horas en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli (Periférico Sur 5141, colonia Isidro Fabela), la OFCM ambientará el concierto con la participación escénica de un narrador, títeres y bailarines, con la dirección musical de Jesús Medina y la escénica de César Piña.