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Victoria del socialdemócrata Heinz Fischer en Austria
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de abril de 2010, p. 24

Viena, 25 de abril. El jefe de Estado saliente, el socialdemócrata Heinz Fischer, ganó este domingo por mayoría abrumadora de 78.94 por ciento las elecciones presidenciales austriacas, en las que la ultraderechista Barbara Rosenkranz, muy polémica por sus declaraciones sobre el Holocausto, apenas obtuvo 15.62 por ciento de los sufragios, según los resultados provisionales.

Rosenkranz, de 51 años, tuvo un resultado inferior a lo que consiguieron las dos formaciones de extrema derecha en las elecciones europeas de 2009 cuando su partido, el FPÖ, y el BZÖ, la formación de extrema derecha del carismático Joerg Haider, fallecido en un accidente de tránsito en 2008, sumaron entre 17.74 por ciento de los votos. En las legislativas de 2008 llegaron a 27.9 por ciento.

Un tercer candidato, Rudolf Gehring, de 61 años, al frente del partido cristiano CPÖ, contrario al aborto, obtuvo 5.44 por ciento de los votos.

En 2004 Heinz Fischer ganó sobre la conservadora Benita Ferrero-Waldner con 52.39 por ciento de los sufragios, pero en estos comicios, el partido democristiano ÖVP, que participa en el gobierno de gran coalición dirigido por el socialdemócrata Werner Faymann, renunció a presentar un candidato.

Alrededor de 6.35 millones de austriacos fueron convocados a las urnas, incluidos, por primera vez, los mayores de 16 años.

Cae a 49.17 por ciento el índice de participación

La participación cayó considerablemente, al pasar de 71.6 por ciento en 2004, ya de por sí la más baja de la posguerra, a 49.17 por ciento, aunque los votos por correspondencia la aumentarán en tres o cuatro puntos.

Nadie dudaba de la relección de Heinz Fischer, de 71 años, a quien apoyaron los Verdes con el fin de frenar a la extrema derecha, de modo que la que realmente acaparaba la atención era Barbara Rosenkranz.

La campaña electoral, sin debate ni entusiasmo, pasaría casi inadvertida si no fuera por las declaraciones polémicas de Barbara Rosenkranz de negar la existencia del Holocausto.

El presidente saliente se negó simbólicamente a participar en un debate televisivo con ella, con el argumento de que no tenía ganas de debatir sobre las cámaras de gas.

El jefe del Estado austriaco desempeña un papel honorífico, protocolario y moral, pero es el único dirigente elegido directamente por los ciudadanos.