Romper el atrapamiento
la puerta de un pequeño departamento, en un conjunto residencial al norte de la capital poblana, asoma Aída Morales, una bonita morena, de unos 25 años. Recibe de mis manos el periódico Regeneración, del movimiento de AMLO, y exclama: ¡Ah caray! ¿A poco Andrés Manuel todavía anda dando guerra?
Aída dudaba de la supervivencia política del tabasqueño, a pesar de haber votado por él en 2006. Estaba atrapada por una densa red de desinformación. No sólo recibió el periódico, sino que decidió registrarse como miembro activo del movimiento.
Un gesto de pequeña rebeldía contra un plan maestro diseñado y ejecutado con talento y perversidad. Se intenta convertir a AMLO y a su creciente agrupación en políticos fantasmales, cuyo recuerdo se extingue poco a poco. Regeneración intenta romper la conspiración del silencio.
Hagan lo que hagan AMLO y sus secuaces, nada aparece en los noticieros nocturnos de la televisión, que son la fuente de información política de 80 por ciento de los ciudadanos. Las noticias que se filtran son descalificaciones. No ha habido ninguna investigación periodística o académica del fenómeno obradorista que se extiende sin prisa ni pausa, hasta abarcar literalmente millones de adherentes y miles de células en todo el país. Y hasta cierto punto, ¡qué bueno!
El periódico no sólo intenta romper las redes del atrapamiento, sino dar otra versión sobre la situación del país. Así revela cómo la economía está controlada por grupos dominantes que en plena crisis aumentaron sus ingresos 32 por ciento (Banco de México). Los monopolios reducen hasta 30 por ciento el poder de compra de la gente. Las familias les trasfieren 75 mil pesos al año. Achican entre 1.5 y 2 por ciento del PIB.
Regeneración es un fenómeno mediático, un experimento audaz que llega a millones de hogares, cuyo costo material sufragan miles y miles de donadores, por lo general muy modestos, y que llega a su destino gracias al trabajo arduo y gratuito de los activistas. Cada uno debe entregar cerca de 100 ejemplares al mes. Regeneración es eficaz porque se entrega cara a cara y, por tanto, penetra debajo de la línea de control oficialista de la información. Es una forma de democratización de la opinión pública. Sus efectos empezarán a sentirse antes de que termine el verano de este año.
