La lluvia impidió que las 382 festejadas completaran el programa
Domingo 18 de abril de 2010, p. 31
Fue una jornada larga. Una celebración pasada por agua.
Por primera ocasión el Gobierno del Distrito Federal realizó el festejo de quinceañeras en el Ángel de la Independencia.
Es el cuarto año que se celebra y si bien el número de adolescentes homenajeadas se volvió a superar, una lluvia intensa afectó el ánimo de las quinceañeras.
Fueron 382 festejadas, 30 chambelanes y un pastel para 500 personas. La tarta de tres leches y con relleno de nuez fue partida más tarde en Iztacalco.
Las actividades comenzaron temprano: a las ocho de la mañana las adolescentes fueron citadas para ser arregladas.
Después vinieron las sesiones fotográficas. Primero en lugares emblemáticos y luego en cada una de las 16 explanadas delegacionales.
Las quinceañeras de Cuauhtémoc fueron fotografiadas en la Plaza de la República. La zona se encuentra en obras y el terregal provocó que algunas decidieran no bajarse de las unidades de la Red de Transporte de Pasajeros que el gobierno capitalino dispuso para ellas.
El clima le dio un toque de suspenso a la fiesta. Los organizadores contemplaron la posibilidad de posponer el vals, las jóvenes se pronunciaron en contra y al final el programa se cumplió parcialmente.
“Valió la pena. Lo que no me gustó fue que ya no pudimos bailar por la lluvia. Habíamos ensayado El hip hop por los derechos, pero ya no tuvimos la oportunidad de presentarlo”, se lamentó una quinceañera.
Fue en la Plaza del Empedradillo, a un costado de la Catedral Metropolitana, donde las festejadas cambiaron de transporte: las unidades de RTP fueron sustituidas por turibuses.
En este punto el ánimo permanecía intacto. Las jóvenes gritaban y posaban para las cámaras.
A la hora del vals arreció la lluvia. Los encargados de logística agravaron el problema pues les pidieron a las festejadas regresar la sombrilla que antes les habían entregado mientras esperaban su turno para bailar. Minutos después alguien se dio cuenta del error y ordenó que les devolvieran los paraguas.
No se entregó el regalo sorpresa que se había anunciado y las palabras del jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, fueron cortas.