El también director de teatro perdió una lucha contra el cáncer a los 65 años de edad
Para el gobierno de mi país yo debo ser el demonio o no sé qué
, comentó en entrevista con La Jornada en 1986, cuando estuvo en México para poner en escena la ópera Salomé, de Strauss
Miércoles 14 de abril de 2010, p. 7
El director de cine y de teatro Werner Schroeter, uno de los refundadores del llamado nuevo cine alemán, falleció a los 65 años víctima de cáncer, informó hoy su agente.
Schroeter murió en una clínica en la ciudad de Kassel el lunes por la noche.
Considerado uno de los creadores de teatro y de cine más singulares del país, Schroeter fue, junto a Rainer Werner Fassbinder, Wim Wenders, Alexander Kluge y Werner Herzog, uno de los refundadores del cine alemán en los años 60 y 70.
En 1986 estuvo en México para poner en escena la ópera Salomé, de Richard Strauss, la cual se estrenó ese año en el Palacio de Bellas Artes.
En charla con La Jornada, el 25 de junio de 1986 el director afirmó: “En Alemania, para el nuevo gobierno, yo debo ser el demonio o no se qué; pero no en el nivel gubernamental porque allá tengo posibilidades de hacer teatro, porque los teatros del Estado conservan su propia ideología, independiente de la del gobierno.
Reaccionarismo cómodo
En el teatro no tengo problemas en Alemania. En el cine sí. Pero eso para mí no es patético; yo hago teatro con el mismo placer. Se trata, en suma, del sistema de subvención del gobierno alemán para el cine. No es un gobierno fascista, claro, pero sí de un reaccionarismo cómodo.
En la entrevista que Pablo Espinosa le hizo en 1986 para este diario, el cineasta consideró que no existía una escuela de nuevo cine alemán: “Hay, eso sí, muchas individualidades y dentro de ellas soy quizá la más extrema.
“En todo caso, habrá un concenso en cuanto al rechazo de la banalidad, la búsqueda de nuevas formas, nuevos contenidos, nuevos aspectos, pero de manera individual, no como para conformar una nueva escuela.
Después del nuevo gobierno, hace unos cuatro años, hay un concepto más reaccionario para la gente que expresa su propia libertad, como yo; por eso hay menos posibilidades para mí en el cine alemán, y por eso mis filmes pasados han sido coproducciones con otros países, con amigos que tienen la plata para filmar: en Argentina, Francia, Filipinas, Checoslovaquia, y han sido hechos con completa independencia.
Acerca de las mujeres, Schroeter comentó: “En México, la más grande estrella, Dolores del Río, con María Félix, no es tomada como símbolo sexual para la masturbación, sino como una idea, una fantasía, como una visión.
“La mujer que comprende su posición social y sus posibilidades de expresión está siempre extremadamente disponible con todo su cuerpo y su fantasía, su vestuario, sus ojos, su corazón.
“Las mujeres de mis películas tienen casi siempre un lado ambiguo. Los ojos y la boca, por ejemplo, son cosas diferentes. Esta ambigüedad es importante en la expresión artística, es como la salvación de las angustias y conduce a una comunicación más amplia y más inteligente.
“No es algo sexual, hermafrodita; lo ambiguo está en la construcción del alma humana. Así, todos estos elementos minoritarios: las mujeres, los homosexuales, los obreros. Los indios, los negros, etcétera, son los únicos que tienen la idea de progreso y hacen el progreso del mundo. Los otros no, porque están establecidos, sin idea ni fantasía, con un mundo completamente cerrado, como el de los soldados, como el de los burgueses.
No, los que hacen el progreso del mundo son las minorías, que son la sal de la tierra.
A través de sus 80 puestas en escena en los teatros más importantes de su país, Schroeter logró impactar una y otra vez con su incondicional estética y su creatividad provocadora.
Su última producción fue, en 2008, la película Para esta noche (Nuit de chien), basada en la novela homónima del uruguayo Juan Carlos Onetti, con la que asistió al festival de Venecia.
En 1980 ganó el Oso de Oro en el festival de cine de Berlín con la película Palermo o Wolfsburgo, centrada en el problema de los inmigrantes extranjeros traídos al país en los años del auge alemán como empleador de mano de obra barata.
En 1990 filmó Malina, con Isabelle Huppert como protagonista, y gana el premio del cine alemán en cuatro categorías, entre ellas mejor dirección y mejor película.
Este año fue galardonado con un premio especial en la Berlinale en reconocimiento a su lucha por los derechos de los homosexuales.
El premio Teddy se lo entregó el director de cine Rosa von Praunheim (Holger Bernhard Bruno Mischwitxky), su primer gran amor, quien reaccionó hoy consternado: Fue un gran director y un importante amigo
. En una carta de amor pública, expresó que Schroeter fue un gran inconforme del cine y el teatro alemán, un poeta perverso, un mago de la luz y la belleza
.