Viernes 2 de abril de 2010, p. 9
Ciudad Juárez, Chih., 1º de abril. Richard Wiles, jefe de la policía del condado de El Paso, Texas, negó la versión divulgada el miércoles, de que los asesinatos del oficial Arthur Redelfs y su esposa Lesley Ann Enríquez, así como de Jorge Alberto Salcido Ceniceros –casado con una funcionaria consular estadunidense–, perpetrados el pasado 13 de marzo en Ciudad Juárez, Chihuahua, fueron ordenados por miembros de la pandilla Barrio Azteca detenidos en la cárcel local, que presumiblemente fueron maltratados por el uniformado.
Wiles sostuvo en un comunicado que dichos homicidios “se encuentran bajo investigación de las autoridades de ambos países, que son coordinadas por los estadunidenses. Aclaró que no respalda lo difundido por las autoridades mexicanas, porque es de nuestro entendimiento que, como lo ha dicho la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), no existe evidencia para probar la teoría de que cualquiera de los tres asesinados eran el blanco
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Añadió que aunque así lo haya declarado el ex miembro de la pandilla Barrio Azteca Ricardo Valles de la Rosa, hay que recordar que se trata de un criminal de carrera, cuya credibilidad debe estar en duda
. Wiles reiteró su confianza en la honorabilidad de Redelfs, oficial que estuvo a sus órdenes. Asimismo, dijo esperar la información pública que arrojará la investigación de la FBI sobre el caso, para conocer los motivos del crimen
.
Los dichos de Wiles fueron reacción a que la Procuraduría de Chihuahua divulgó el miércoles anterior que Valles de la Rosa es considerado copartícipe en los asesinatos de tres personas rela- cionadas con el consulado de Estados Unidos en Juárez.
El expediente del caso fue atraído por la Procuraduría General de la República, por lo que el Ministerio Público Federal se encargará de completar la investigación en torno a la muerte de Enríquez, de su cónyuge y de Roberto Salcido.
Un veterano oficial policiaco experto en el tema de pandillas, quien pidió anonimato, consideró poco creíble que “una organización como Barrio Azteca ordene matar a un agente del sheriff en Ciudad Juárez, sabiendo que eso les atraería consecuencias de mayor índole”. La única posibilidad de que un miembro de Barrio Azteca aceptara su participación en el asesinato de un oficial estadunidense y hablara a detalle sobre la razón por la cual la pandilla autorizó que se cometiera, sería para obtener una sentencia corta por cargos pendientes, añadió.