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Las Calaveras superaría al de Tikal, Guatemala, informa experta en arqueología subacuática

Prosigue estudio del cenote con el mayor depósito prehispánico de osamentas humanas: INAH
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 30 de marzo de 2010, p. 7

Cancún, QR, 29 de marzo. Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) estudian el mayor depósito funerario de la era prehispánica y el que tiene la mayor concentración de esqueletos humanos en el área maya.

Se trata del cenote Las Calaveras, ubicado en los límites de Quintana Roo y Yucatán, en el cual se han descubierto bajo el agua 120 osamentas con una antigüedad que data de los años 125-236 de nuestra era.

La cantidad de esqueletos supera a los del cenote de Chichén Itzá, en Yucatán, que hasta antes de este hallazgo representaba el de mayor número de osamentas depositadas en este tipo de espacios inundados que los antiguos mayas usaron como depósitos funerarios, de acuerdo con un comunicado del INAH.

La especialista en arqueología subacuática, Carmen Rojas Sandoval, del INAH, dijo que podría tratarse incluso del mayor cenote de su tipo en Centroamérica.

Por las características del lugar y el número de esqueletos hallados, es probable que se encuentren por lo menos 30 más o incluso que haya hasta 200, con lo que superaría el número de restos humanos localizados en tierra en una de las ciudades mayas más grandes del periodo clásico, Tikal, en Guatemala, informó la experta.

Espacios rituales

El cenote Las Calaveras, de 30 metros de diámetro, fue detectado por buzos en 2002 y desde 2007 el INAH explora el lugar, apoyado por National Geographic.

El hecho de que las osamentas hayan sido encontradas en el agua propició gran calidad de conservación, lo cual permite realizar importantes estudios.

En los cenotes, las condiciones alcalinas, la oscuridad y el ambiente estable sin corrientes ni fauna que los ataque, los huesos se conservan extraordinariamente, explicó Carmen Rojas.

Ese grado de conservación permite realizar estudios más profundos para determinar si los cuerpos ahí depositados sufrieron alguna violencia por actividad ritual o la extracción de algún órgano vital, como el corazón, para ofrecerlo como ofrenda a los dioses mayas, explica el comunicado del INAH.

Otros aspectos que se pueden conocer a partir del análisis de los esqueletos son las migraciones que hubo, así como las condiciones de salud y esperanza de vida que tenían los mayas en la época prehispánica, agrega.

Con base en estudios realizados hasta ahora, los cenotes encontrados tenían la función de cementerios en la civilización maya, para ritos funerarios y para sacrificios.

Los tratamientos funerarios se distinguen de los sacrificios como dos prácticas diferentes, explicó la arqueóloga, pues “estos últimos se llevaban a cabo cuando los cuerpos conformaban una ofrenda para las deidades.

En tanto que los tratamientos funerarios estaban relacionados con la conservación de restos humanos y la conmemoración de los muertos. Es posible que de esta forma ciertos grupos mayas estuvieran preservando a sus ancestros, para respaldar su linaje y reclamar el control de algunos recursos, señaló.

Los cenotes también fungieron como lugares rituales y, en este sentido, a partir de los restos esqueléticos ahora se conoce que no sólo se inmolaban y arrojaban mujeres a estos espacios, sino que también se sacrificaba a hombres adultos que eran capturados en combate.

Tratamiento funerario

Desde hace más de una década el INAH estudia cuatro esqueletos con una antigüedad de entre 12 mil y 8 mil años, aproximadamente.

Los restos corresponden, se calcula, a dos mujeres, que al momento de morir tenían 40 y 25 años, respectivamente; de un hombre y el otro individuo con sexo aún por definir. Las osamentas fueron encontradas con características de tratamiento funerario y no de sacrificio.

Hace 10 mil años esas cuevas eran secas, pero debido al deshielo se llenaron de agua y fueron utilizadas como depósitos funerarios.