San Agustín Etla, Oax. Cada vez que puede, el ceramista Gustavo Pérez (DF, 1950) se desplaza al Centro de las Artes San Agustín (CASA), de Etla, Oaxaca, para trabajar con los artesanos de las comunidades circunvecinas, en particular de Atzompa y San Bartolo Coyotepec, para enseñarles cuestiones técnicas, ayudar, aportar algo, en un proceso que va a continuar.

Eso constituye “una parte de los intereses de estos últimos años, porque tengo la esperanza, la confianza, de que ahora sí pueda realmente transmitir algo que sirva a los artesanos. En otros tiempos me han invitado a trabajar y la impresión que tengo es que ellos pueden decir, ‘qué interesante es lo que hace este señor’, pero les quedaba muy lejos. De la misma manera, al tratar de darles algo, había una distancia, una barrera, que no se podía superar.

Ahora que trabajo con los de Atzompa y Coyotepec, percibo una comunicación más fluida, fácil. Trabajamos juntos, nos divertimos mucho y creo que ellos toman con más naturalidad elementos de lo que hago cuando vengo a impartir un curso. Tengo otra manera de hacerlo junto con ellos, no hay lecciones, no hay cosas concretas que trato de enseñarles. Tampoco hay programa. Es más bien una semana de trabajar juntos.

Su trabajo con los artesanos no tiene como propósito que ellos se vuelven artistas de la cerámica. Hay algo mucho más práctico y concreto. Es hasta qué punto será posible ayudar a que ellos, ante tan grandes dificultades para sobrevivir, puedan continuar haciéndolo en vez de irse a buscar trabajo a no sé donde, porque ya tampoco es fácil ocuparse de braceros. Quizá introducir algunos pequeños elementos en el diseño del trabajo de esas comunidades es un reto interesante, asegura Pérez.

Posibilidades inagotables

Con motivo del cuarto aniversario de CASA, celebrado el pasado 21 de marzo, Pérez –a petición de Francisco Toledo– inauguró la magna exposición Recapitulando, de más de 300 obras, en la galería Planta Alta, de mil metros cuadrados, aunque parecen más, porque algunas muestras se componen de 500 y 800 o más piezas.

Recapitulando abarca el trabajo más representativo de Gustavo Pérez durante los pasados 18 años. No obstante sus dimensiones, el ceramista hubiera querido incluir todavía más obra. Toda, menos un torito prestado por Carlos Pellicer López, que proviene de sus bodegas en Jalapa, pero no creas que se vaciaron. Es así la cerámica, una técnica que permite una producción grande, rápida o por lo menos así es como trabajo.

Con trayectoria de 40 años, quien es uno de los ceramistas mexicanos más reconocidos a escala internacional, manifiesta ser “el mismo de siempre, porque mantengo mucho interés por continuar desarrollando lo que encuentro. Descubro que no se agotan las posibilidades que hay; al contrario, cada vez más he visto que se desarrolla tanto en México, en mi taller de Jalapa, como en proyectos que trabajo en Francia, sobre todo en París, en la fábrica de porcelana de Sevres, donde estoy como artista en residencia desde hace tres años.

Es la primera vez que Se-vres invita a un ceramista; lo ha hecho con pintores, escultores y diseñadores. He concluido una primera etapa de ese proyecto que se presentará en París dentro de un mes.

Respecto de sus experimentos, Pérez indica: el gres es mi barro de alta temperatura, pero ahora estoy con curiosidad por la baja temperatura, por los barros rojos, los que se pueden quemar en un horno primitivo, de leña. Es un nuevo interés que trataré de desarrollar. El asunto es encontrar el tiempo para todas las posibilidades.