Temacapulín, Jal., 20 de marzo. Estamos cansados, pero no rajados, dijo una anciana a Andrés Manuel López Obrador en este pueblo que la Comisión Nacional del Agua y el gobierno del estado pretenden inundar con la construcción de la presa El Zapotillo para abastecer de agua a las ciudades de León, Guanajuato, y Guadalajara, Jalisco.

Desde esta región de los Altos de Jalisco, López Obrador expresó su solidaridad a los ciudadanos del municipio y anunció que pedirá la intervención de los legisladores federales de los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo y Convergencia para que presenten un punto de acuerdo que cancele en definitiva la construcción de dicha presa.

Además solicitará al diputado federal Enrique Ibarra que organice un encuentro de legisladores y senadores de los tres partidos en Temacapulín.

Antes del encuentro con los habitantes de Temacapulín, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal sostuvo una reunión con integrantes de 23 comités municipales del gobierno legítimo de los Altos de Jalisco. Por la mañana había hecho lo mismo en La Barca con 14 comités.

Corrupción y ambición

En ambos sitios anunció que en julio se efectuará un encuentro nacional de los comités municipales del país y con los representantes del gobierno legítimo de México.

¡Temaca vive y vive, la lucha sigue y sigue!, era el coro de fondo que salía de las aproximadamente 300 gargantas reunidas en este poblado del municipio Cañadas de Obregón, y que no rebasa los 700 habitantes, último punto de la gira de tres días que llevó a cabo por Jalisco y que inició el jueves pasado.

No puede ser que por la ambición de unos cuantos, por la corrupción se afecte a tres pueblos con mucha tradición, con mucha cultura, expresó López Obrador.

El ex candidato presidencial anunció que el problema de Temacapulín lo expondrá este domingo en el Hemiciclo a Juárez, en la ciudad de México, donde encabezará un mitin. Pidió a los habitantes llevar el caso ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y a tramitar amparos para evitar que los desalojen.

Esto es una cuestión de derechos humanos fundamentales, a vivir libres de miedo, de temores, a ser escuchados, a ser atendidos; no es posible que se imponga un proyecto contra la voluntad de los pueblos, concluyó.