Papantla, Ver., 18 de marzo. A cinco hombres, el vuelo se los llevó al cielo,/ quién sabe adónde fueron y aún se espera su regreso/ ¡Ahí están! ¡Ahí están!/ en el corazón de ustedes, narra el poema totonaca que recuerda la leyenda de los danzantes que fueron arrebatados en pleno vuelo por el dios trueno. Se trata del acto de los voladores de Papantla –nombrado recientemente Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés)–, que inauguró la 11 edición del Festival Cumbre Tajín.

El encuentro, que terminará el 21 de marzo, contará con 5 mil actividades, que incluirán desde representaciones de la cosmovisión totonaca y sus tradiciones hasta aspectos más contemporáneos, como la actuación de cantantes de distintas vertientes y orígenes, como Yuri y la Negra Graciana, por un lado, o Amandititita y Rubén Blades por otro.

Para Amandititita, subir al foro del encuentro Tajín es muy significativo, ya que el primer concierto pagado que di, de manera profesional, fue aquí, en Veracruz.

La pequeña figura de esta polémica cantautora se engrandeció en el escenario musical de la cumbre con su propuesta conceptual/estética, llamada anarcocumbia.

Amandititita protagonizó lo mejor del comienzo del festival, con sus exitosos temas La mataviejitas y Metrosexual, hilados con los nuevos La descarada y la crítica/incisiva Güera Televisa.

La inauguración, en el Nicho de la Música, estuvo a cargo de Banda Tajín, que al ver la poca asistencia se retiraron después de tres piezas: no así la propuesta musical de Los Cojolites, quienes pusieron a taconear al público.

La agrupación Monocordio logró aglutinar una sustanciosa audiencia abierta a su propuesta musical, que coronó su participación con Siempre te busqué, con arreglos de flauta trepidante, que puso en trance al público.

La primera jornada musical de Cumbre Tajín concluyó con Yuri, quien concentró la mayor cantidad de asistentes.

Previo a la presentación de las bandas y cantantes, reunidos en el parque temático Takikhsukut, cercano a la zona arqueológica El Tajín, 300 danzantes provenientes de cuatro estados del país y de Guatemala participaron en el tercer Encuentro Internacional de Voladores, donde emitieron una alerta de extinción sobre el ritual dancístico, cuyos practicantes han sido mermados tanto por la falta de apoyo oficial como por la migración masiva de las zonas indígenas hacia las grandes ciudades y Estados Unidos.

Se dice que las tradiciones emigran junto con las personas, pero en este caso no ha sucedido así: nuestra gente no monta un palo ceremonial en Nueva York o en Los Ángeles para danzar a los dioses, y el ritual está muriendo, señala Francisco Hernández, maestro caporal de la Escuela de Niños Voladores de Papantla.

Los participantes en el encuentro de voladores de Papantla coinciden en señalar que la extinción es una amenaza latente. En el país, según el caporal Hernández Juárez, apenas se mantiene la tradición en estados como Veracruz, Puebla, San Luis Potosí e Hidalgo, y los danzantes no rebasan las mil personas.

En Papantla, refirió, únicamente se cuenta una escuela formal para transmitir la tradición artística a las nuevas generaciones. Fundada en 2005, en el parque temático Takikhsukut, la Escuela de Niños Voladores Kgosni tiene una matrícula de 120 alumnos.