Eugenia León, ¡de película!
ugenia León es esa clase de artista que enfrenta desafíos y por lo regular sale airosa. Apenas concluyó el excelente trabajo musical Puño de tierra, en que rinde homenaje a Juan Rulfo, y se planteó un reto: adaptar a los tiempos actuales canciones emblemáticas del cine nacional con arreglos innovadores y arriesgados
. Cine se llama la producción lograda, misma que se presentará hoy en el Lunario, y que es, según nuestra percepción, uno de los trabajos más sólidos de la cantante mexicana.
Para no ir muy lejos, se trata de un compendio de 22 temas minuciosamente seleccionadas por Eugenia entre más de 300 películas realizadas desde los años 30 del siglo pasado hasta 2006, y en cuyo tratamiento han participado alrededor de 200 músicos y grandes arreglistas de la talla de Gonzalo Romeu, César Olguín, Enrique Nery, Ricardo Gallardo, Cristóbal López, Horacio Franco, Ernesto Anaya, Joe D’Etienne, Leonardo Soqui y Gwenaël Micault, quienes han logrado un trabajo sobresaliente, ingenioso en el score y bien ejecutado en lo instrumental; que, no obstante, las diferentes estructuras orquestales y la variedad de planos sonoros, es de agradable escucha y alta comprensión.
La riqueza de este disco reside en ese acierto: haber convocado y tener de cómplices a talentos musicales de elevado nivel para un proyecto atípico y por lo mismo nada complaciente, que además es sello de la casa.
Otro punto relevante es la pureza interpretativa de esta cantante, quien ha adquirido solvencia con el paso de los años y que, llegado el momento de entonar/enunciar, garantiza la ejecución correcta. Eugenia está increíble, vocaliza con perfección ese todo poético que construyen las canciones. Enuncia con claridad las palabras, ninguna sílaba se le escapa y en cada una de sus interpretaciones deja sentir claramente la calidad literaria y emocional de la composición.
Por ejemplo, en canciones como Santa, de Agustín Lara, que da título a la película de Antonio Moreno rodada en 1931; Alma, de Chucho Monge, que aparece en el filme La vida no vale nada (1954) de Rogelio González, y Sabrá Dios, de Álvaro Carrillo, que se incluye en el largometraje Sabor a mí (1988), de René Cardona Jr., Eugenia interpreta a la perfección el drama amoroso que encierra el texto, dándole una intensión dramática y pasional convincente. Mientras en Tierra brava, tema con el que abre el álbum y que pertenece a la película homónima dirigida por René Cardona en 1938, entronca con la tradición estilística veracruzana de la época, aggiornada para la ocasión por la fresca y dinámica orquestación de Luis Martínez.
Diferentes estructuras instrumentales
Según se narra en el video que acompaña al cedé, Eugenia entregó los temas a sus arreglistas y ellos trabajaron con libertad sobre el diseño tonal. Hagan lo que sientan
, fue la consigna. Por eso cada tratamiento es diferente, con una instrumentación variada que va del acompañamiento de un solo instrumento (flauta, piano, bajo, vibráfono…) hasta el de una orquesta de gran formato, pasando por un cuarteto de saxofones (Anacrusax), otro de cuerdas (Cuarteto Latinoamericano) un ensamble de percusiones (Tambuco) y otro de cuerdas, percusiones y alientos, como el de Tierra mestiza, del maestro Gerardo Tamez.
El álbum se estructura de forma tal que basta un solo músico y su inspiración, como el caso de Horacio Franco, quien recrea El relojito, de Francisco Gabilondo Soler, incluido en la película Chucho el remendado (1951), de Gilberto Martínez Solares, para que Eugenia coloque la voz y haga una creación nueva.
Lo mismo sucede en temas archiconocidos como Si no te hubieras ido, de Marco Antonio Solís El Buki, de la película Y tu mamá también (2001), de Alfonso Cuarón, o Aviéntame, de Café Tacvba, que se incluye en Amores perros (2000), de Alejandro González Iñárritu, que Eugenia hace crecer hasta superar al original.
Pero hay más: ya dijimos que son 22 los temas y las sorpresas se van sucediendo una a una. Hay canciones lúdicas, sensuales, nostálgicas, de cantina o festivas, tratadas con fidelidad a su origen, pero con inventiva en su recreación. Es el caso de ¿Qué te ha dado esa mujer?, de la película homónima rodada en 1951 por Ismael Rodríguez, en el que nuestra cantante, para vincular su versión con la original de Pedro Infante, se apoya en el entramado fónico de los barítonos Jorge Cotzátl e Ismael Sámano, el tenor Juan Carlos López, el bajo Salvador Guizar y los silbidos de Ernesto Anaya.
Como es lógico, y sobre todo en canciones de filmes, como la anterior o La mujer del puerto, Flor de azalea y Coplas de retache (todas de Manuel Esperón), resultan inevitables las comparaciones entre una y otra versión. Aquí la sugerencia es, si le gusta lo creativo, abstraerse de ese ejercicio y descubrir así un ejercicio excepcional para los oídos de cualquier gusto
En resumen, el viaje sonoro que nos propone Eugenia no deja de ser un agradable recorrido por diferentes territorios de la emoción, en la que nada se parece a lo que es y Eugenia sigue siendo Eugenia.
Cine se presentará hoy, a las 21 horas, en el Lunario del Auditorio Nacional. Boletos en la taquilla del recinto o al 5325-9000.