Familiares de los caídos estallan cuando Ramírez Acuña señala que esa decisión no es del Congreso
Hemos fallado, acepta el presidente de la Cámara ante la ira que desató su dicho de que nada se puede hacer
Sábado 13 de marzo de 2010, p. 10
El encono y la rabia de los familiares de los estudiantes masacrados a finales de enero pasado en Ciudad Juárez, Chihuahua, condujo a Francisco Ramírez Acuña, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, a reconocer el fracaso de la estrategia gubernamental contra la delincuencia.
Hemos fallado. El poder público en México no ha hecho lo que corresponde, y tenemos la obligación inmediata de hacer que regresen la seguridad y la tranquilidad al país
, declaró el panista instantes después de una serie de reclamos que lanzó un grupo de familiares de los jóvenes que fueron asesinados por sicarios durante una fiesta en la ciudad fronteriza. Los demandantes de justicia se reunieron con Ramírez Acuña en su oficina, donde le reclamaron las omisiones de las instituciones del Estado.
Siempre es la misma demagogia
La señora María del Carmen Morales le recordó la demagogia y manipulación que se multiplican en el discurso político: Es lo mismo siempre; venimos y nos dicen las mismas mentiras, ¡nunca resuelven nada! No hacen compromisos, y así se la llevan, eso es lo que ha pasado siempre, y así nos tienen en este momento, ahora es cuando deberían hacer su trabajo.
El nivel del reclamo subió en el momento en que Antonio Morales, tío de uno de los estudiantes fallecidos, tomó la palabra: Estamos desilusionados de los políticos que nos han tocado. Y lo digo de frente a usted (señaló sollozando): no le fallen a estas madres ni a estos padres; y a este valemadres (refiriéndose a Ramírez Acuña) un día lo miraré en la calle de frente.
Al término de la reunión, el señor Morales insistió: No podemos estar por encima de la ley; ellos (las autoridades) lo están, pero nosotros no. Tienen que hacer su trabajo, y lo deben hacer bien, pero si Felipe Calderón no lo quiere hacer, es su problema
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–¿Van a ver al presidente Calderón? –se le preguntó.
–No. Él ha ido para allá y no se ha dejado ver por los que vivimos en Juárez. Cómo lo vamos a ver, si se lleva allá a 10 mil soldados para que lo cuiden; imagínese como ha de estar aquí.
En ese tono, la señora Sara Salazar también se refirió a la próxima visita del Presidente a Ciudad Juárez. Va a ir el martes; esperemos que ahora sí no golpeen a los estudiantes que se van a manifestar; vamos a estar con ellos
.
El contenido del discurso de Ramírez Acuña que hizo enojar a los familiares de los jóvenes caídos fue el siguiente: Con la franqueza que les dije que les íbamos a hablar (les informo que), el Congreso no puede tomar determinaciones como la que me solicitan de sacar mañana al Ejército; no está en nuestras manos. Si les dijera otra cosa les estaría mintiendo, y no vamos a mentir, porque así como hoy los vemos a la cara, cuando nos encontremos en la calle nos vamos a seguir viendo de frente
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Ante tal señalamiento, la señora Salazar espetó indignada: si es el Presidente de la República quien debe dar la orden, y no lo hace, pues también debe irse, ni modo; lo que necesitamos es tranquilidad para nuestros hijos
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El malestar de los juarenses llevó a Ramírez Acuña a reconocer que la estrategia no funciona, así como a señalar que se debe exigir a los funcionarios resultados promisorios:
“No debemos dar pausa al gobierno federal, al gobierno del estado, al procurador general de la República ni al procurador de Justicia de Chihuahua, sino exigirles que cumplan a tambor batiente lo que nunca debió haber pasado, es decir, la generación de esta inseguridad y violencia en el estado de Chihuahua y en otros estados de la República.
Ellos tienen hoy esa responsabilidad. Si aceptaron ser funcionarios públicos, que cumplan su responsabilidad, que para eso les paga el pueblo de México, para que den resultados.