No sólo creó un nuevo universo literario, sino también se convirtió en el primer escritor en alzar el vuelo tras la tragedia de la guerra civil
Sábado 13 de marzo de 2010, p. a32
Madrid, 12 de marzo. Con 89 años y tras una vida que encarnaba los claroscuros del siglo XX español, el escritor Miguel Delibes murió en su ciudad natal, Valladolid, donde vivió prácticamente en el ostracismo sus últimos 20 años, debido a una enfermedad crónica que lo apartó de los corrillos literarios, pero no de su escritura, una llama que mantuvo encendida hasta el final.
Representaba la memoria viva del idioma español, pues su obra, además de profundizar en el costumbrismo rural y urbano de su país, también conlleva una auténtica renovación del léxico y la narrativa contemporáneas.
Miguel Delibes nació en una España al borde del colapso bélico, en 1920, en el seno de una familia de catedráticos de origen francés que se asentaron en Valladolid.
Desde joven sintió el llamado de las letras, primero como redactor y periodista –llegó a ser director de un periódico, El Norte de Castilla–, afición
que compaginó con sus estudios comerciales y de derecho.
Miguel Delibes vivió en carne propia uno de los siglos más terribles de la historia española, el XX: una guerra civil (1936-1939) que condenó al exilio a centenares de miles de republicanos y provocó la muerte de otros tantos; una posguerra de miseria, hambre y desesperación; una larga dictadura fascista que impuso un régimen férreo de censura, sobre todo a los creadores y profesores como el propio Delibes, periodo que terminó hasta mediados de los años 70 de la centuria pasada.
El escritor recorrió con su singular narrativa y mirada aquella España deprimida, sumida en una realidad gris de hambre y falta de libertades, pero también exploró los microcosmos rurales de Castilla, donde vivió a su regreso de la guerra civil –se enlistó en el Ejército Nacional en 1938, cuando todavía regía en el país la II República– en una brigada de la infantería de la Marina.
Ética humanista
Su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, significa un hito en la biografía de este clásico
de las letras españolas: con su publicación, en 1948, decidió finalmente dedicarse de lleno a la literatura –actividad que hasta entonces hacía con cierto disimulo– y también representó un notable espaldarazo en su reconocimiento como escritor, ya que con ese libro ganó el Premio Nadal, entonces de enorme prestigio.
Después, Delibes escribió una obra prolífica y “‘fundamental” para entender la literatura española del siglo XX, pues no sólo creó él solo un nuevo universo literario, sino también se convirtió en el primer escritor en alzar el vuelo tras la tragedia de la guerra civil, en la que los exiliados y los fusilados fueron sus referentes literarios, como Federico García Lorca (ejecutado), Miguel Hernández (encarcelado y muerto en prisión) y Rafael Alberti (exiliado), entre otros.
Miguel Delibes irrumpió en la literatura española en plena posguerra, con libros que hablaban de las grandes inquietudes del hombre –el sentimiento amoroso, la reflexión sobre el tiempo o el enigma de la muerte y la existencia–, pero también de la enorme desigualdad social de su época, de su país, de los contrastes terribles entre la ciudad y el campo.
En 1998, cuando gozaba del reconocimiento unánime dentro y fuera de España, se descubrió que tenía cáncer de colon, lo cual significó, de alguna manera, su alejamiento del trajín de los corrillos literarios y de los viajes.
El narrador se refugió en su natal Valladolid, con su familia, sus libros, sus tratamientos médicos y sus proyectos literarios. Así vivió más de 20 años, en los que publicó de manera esporádica, pero obras que, para los expertos en Delibes, son esenciales para entender su biografía e importancia como escritor.
Entre esas obras finales destacan España 1939-1950: muerte y resurrección de la novela (2004) y La tierra herida: ¿qué mundo heredarán nuestros hijos? (2005).
Otros de sus libros son Los santos inocentes, La caza de la perdiz roja, El libro de la caza menor, Con la escopeta al hombro, La caza de España, Alegrías de la caza y Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo.
Delibes fue reconocido con los premios más relevantes de las letras, como el Príncipe de Asturias (1982), el Cervantes (1993), el Nacional de Narrativa, y en varias ocasiones se le mencionó como aspirante al Nobel.
La muerte de Delibes causó enorme pesar entre escritores e intelectuales, así como entre los máximos representantes públicos y, sobre todo, sus numerosos lectores.
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, manifestó que Delibes era la voz austera de un país sumido en el silencio; la más alta cima de la literatura española
.
Nunca abandonó el compromiso con la palabra precisa, que emana del respeto a la naturaleza y a los seres humanos
, añadió el gobernante.Asimismo, los reyes y los príncipes de España emitieron un comunicado en el que señalan que Miguel Delibes era un escritor descomunal, con cuya muerte se pierde un mundo entero de cosas
.
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, dijo: Delibes va a estar siempre muy vivo, no sólo para nuestra cultura sino también para sus millones de lectores. Su difusión y relectura es constante, ha tocado temas, personajes y conflictos humanos vigentes aún
.
La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, expresó que con Delibes se nos ha ido uno de los grandes escritores en lengua castellana del siglo XX. Toda una época y sucesivas generaciones de lectores han sido testigos de una trayectoria larga, intensa y profundamente comprometida con nuestra lengua, con una ética humanista en favor de los humildes y de los pueblos de Castilla y con la defensa de la naturaleza frente a los riesgos de un progreso que tantas veces se desarrolla de forma caótica
.
Banderas a media asta
El edificio de la Real Academia de la Lengua Española muestra en la fachada banderas a media asta y la puerta entreabierta en señal de duelo. Delibes ocupaba el sillón e
de ese cuerpo colegiado desde hace 37 años y desde hoy comienza el proceso para elegir un sustituto, informaron agencias informativas.
El cortejo fúnebre partirá poco antes del mediodía de este sábado del ayuntamiento de Valladolid a la Catedral, donde se celebrará el funeral, según informó la prensa española, la cual reportó asimismo que los restos del autor serán incinerados y depositados en el Panteón de Vallisoletanos Ilustres, donde reposan José Zorrilla y Rosa Chacel. A ese lugar serán trasladados los restos de la esposa del escritor, como dispuso Delibes. En tanto, el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, indicó que se celebrará un pleno extraordinario este viernes para aprobar tres días de luto oficial por el deceso del escritor.