os resultados de la economía mexicana para 2009 señalan una caída sólo superada por la de 1932. En ese año el PIB bajó casi 15 puntos porcentuales, mientras en 2009 el descenso fue de 6.5. En 1932 y 2009 se vivieron las mayores reducciones de la actividad económica en los últimos 90 años. Estos años, además de ser los de peores desempeños, comparten otras características que los hacen similares. El equipo económico del gobierno de Ortiz Rubio se propuso en 1931, en medio de una crisis de proporciones extraordinarias, equilibrar el presupuesto público que había sido golpeado por la drástica reducción de las exportaciones y la consecuente disminución de la recaudación asociada a ellas.
En 2010 el equipo económico de Calderón se ha propuesto como prioridad equilibrar las finanzas públicas. Gracias a los acuerdos parlamentarios de PRI y PAN los legisladores aceptaron esencialmente el planteo fiscal del gobierno, con el resultado de que para el primer mes del año se ha incrementado la recaudación 14.9 por ciento en términos reales, con lo que se obtuvieron 150 mil 4 millones de pesos, la más alta cifra mensual para los impuestos no petroleros. Si a esto le sumamos la mejora en el precio del petróleo, resulta que las finanzas públicas muestran en enero un superávit de 6 mil 370 millones de pesos, que contrasta con el déficit de enero de 2009 de 19 mil 26 millones de pesos.
El grueso de esta mejora proviene de los contribuyentes quienes, por obra y gracia de la alianza parlamentaria PRI-PAN, han entregado al fisco recursos que habrían podido utilizar para defenderse de mejor manera de las dificultades con las que ha arrancado este año, entre las que se cuentan los incrementos en los precios de los artículos de la canasta básica, en bienes y servicios públicos esenciales y las reducciones en las remesas recibidas. Por el efecto de la recesión en Estados Unidos el número de remesas que reciben las familias mexicanas se ha reducido de 5 millones 733 en 2007 a 4 millones 478 en el primer mes de 2010. Además de que un millón 255 familias ya no reciben estos recursos de sus familiares, a los que aún les llegan el monto mensual recibido ha disminuido de 350 a 295 dólares.
A estas dificultades debe añadirse el incremento en las tasas de interés cobradas en los créditos al consumo, hipotecarios y a las empresas productivas y comerciales, que han castigado los recursos disponibles de familias y pequeños empresarios. El comienzo de este año, además, ha documentado un aumento en la tasa de desempleo de poco más de un punto porcentual, al pasar de 4.8 por ciento en diciembre a 5.87 en enero, comparado con enero de 2009, cuando la tasa fue de 5 por ciento, lo que da cuenta de un deterioro importante del mercado de trabajo formal. En términos absolutos esto significa que alrededor de 930 mil personas se encontraban buscando empleo sin encontrarlo.
Para muchos mexicanos la crisis no sólo no ha terminado, sino que se está intensificando. Para el gobierno de Calderón, sin embargo, los indicadores relevantes no son los sociales, sino los registros estadísticos de la producción que dan cuenta del comienzo de una recuperación que, por lo demás, parece sensiblemente menor a lo que se requeriría para revertir los daños que ha causado el peor resultado económico en 77 años. Esta insensibilidad social y su reconocida torpeza económica les lleva a persistir en incrementar los ingresos públicos, cuando lo que se necesita es exactamente lo contrario: liberar recursos fiscales para buscar que la recuperación tenga efectos positivos entre el grueso de la población.
Consolidar la recuperación no es que la producción crezca y la gente siga sin empleo y con salarios con una capacidad adquisitiva que se deteriora continuamente. Recuperar la economía es compensar a las familias que ya no reciben remesas, complementar a las que aún recibiéndolas y ya no les alcanza para una vida digna, generar empleo para quienes carecen de él. De eso se trata cuando se gobierna. Este gobierno, por supuesto, no lo hará. Parafraseando la pregunta del personaje de Vargas Llosa, cuando nos pregunten: ¿cuando se jodió México?, contestaremos que en el gobierno de Calderón.