oncentración de hechos políticos, algunos de consecuencias fundamentales para México. Los principales: el núcleo de lo que sería un nuevo organismo internacional de los países latinoamericanos y del Caribe, distinto de la OEA sin la presencia de Estados Unidos y Canadá; la discusión en México sobre las próximas reformas políticas, sobre todo electorales; y, todavía, la terrible denuncia de Carlos Salinas de Gortari sobre la filtración
de Ernesto Zedillo a grupos económicos acerca de la inminente devaluación en 1994, que habría costado al país varios miles de millones de dólares y que nos mantendrá por años en una inagotable deuda fiscal.
Hemos dicho que el actual proceso político latinoamericano busca encontrar mayor autonomía
respecto de la potencia del norte, mayor libertad en decisiones que se han caracterizado por acatar la instrucción, lo que nos ha llevado a situaciones límites de sometimiento y violencia. Ejemplo: las dictaduras impuestas bajo la guerra fría.
Algunos han insinuado que fracasará el intento porque requerimos de Estados Unidos y por nuestras contradicciones múltiples, y hasta por una especie de incapacidad ancestral para lograr organización. No es así: la reacción prácticamente unánime del conjunto latinoamericano para intentar una ruta de autonomía se explica por la historia de subordinación que hemos vivido. No resulta fácil, pero la situación ha madurado y hoy las posibilidades son menos remotas que hace unos años. Por cierto, en multitud de ámbitos seguiremos con estrechos contactos (inevitables y deseables) con Estados Unidos: en las relaciones bilaterales y multilaterales (desde luego en la OEA y en la ONU), no faltaba más, pero procurando que haya un nuevo trato (si es posible entre iguales), que no signifique el peso de la servidumbre impuesta.
La presencia de Felipe Calderón en Playa del Carmen es, sin reticencias, merecedora de elogio. ¿Tuvo dudas? El hecho es que se comportó en la reunión de jefes de Estado como un presidente digno. Ojalá siga el país trabajando en esa dirección internacional. ¿La respuesta? Ya se ha anunciado la visita de Hillary Clinton a América Latina, que no deberá limitarse a jalar orejas porque podría llevarse una sorpresa: la Comunidad de Naciones de América Latina y el Caribe es una respuesta al trato histórico de la potencia a su patio trasero
, que ahora se propone dejar de serlo. ¿Con éxito?
Por otro lado, parece que no fue el mejor momento para la queja colectiva No a la generación del No
, que reclamó, entre otros puntos, el parcial rechazo a las reformas políticas presentadas por Felipe Calderón. Dicho de otro modo: el desplegado de marras exhibe la intención última y principal de apoyar la iniciativa de Calderón. Pero para la mala fortuna de los firmantes, el mismo día de su publicación se presentaron en el Legislativo iniciativas del PRI y del PRD que enriquecen grandemente los temas a discusión. También para mala fortuna de los firmantes, ese mismo día (23 de febrero) el ex presidente Carlos Salinas, en un seminario sobre privatización de la banca, denunció duramente la inmoralidad (la corrupción en su esplendor) de Ernesto Zedillo, también ex presidente y firmante del documento, lo cual no debió ser motivo de alegría para quienes lo elaboraron y suscribieron.
Con el conjunto de iniciativas de reforma política en la mesa (Calderón-PAN, PRI, PRD), el Legislativo cuenta con un rico material para el análisis y la discusión. Ejemplo: en las tres iniciativas se mencionan los temas del referendo y la consulta ciudadana, si bien con modalidades diferentes.
Lo mismo ocurre respecto del número integrante de las cámaras de senadores y diputados: Calderón y PRI proponen 96 para la primera y 400 para la segunda. El PRD mantiene el número de 500 para los diputados y también propone 96 para los senadores, con procedimientos distintos.
En cuanto al presupuesto y a las llamadas iniciativas preferentes, las diferencias son importantes (las de Calderón reforzando la autoridad presidencial y las del PRD hacia una mayor participación ciudadana). Por lo que hace a las relecciones Calderón-PAN, coincidiendo con ellos el PRI, proponen para diputados (federales o locales) un total de nueve años, y para senadores un total de 12. El PRD no ha hecho propuesta al respecto. En torno a los temas comunes del PAN-PRD, habría que subrayar la de las candidaturas independientes, con variados requisitos. En la iniciativa Calderón-PAN y en la del PRD se reconocería la facultad ciudadana de presentar iniciativas de ley.
Por lo que hace a la ratificación del gabinete y a la autonomía del Ministerio Público hay coincidencias esenciales en las propuestas del PRI y del PRD, con varias modalidades.
Calderón-PAN irían solos en la propuesta de segunda vuelta para la elección presidencial. El PRI en cuanto a la declaración del estado de emergencia. Y el PRD en los temas de juicio político, de la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo y de los tratados internacionales, en que se incluiría a la Cámara de Diputados, y en la difícil, pero indispensable cuestión de la revocación del mandato.
Necesariamente apretada la síntesis, pero ofrece un panorama del rico material en manos de las cámaras para su decisión en los próximos meses. Las propuestas vienen de muchos lados. ¡Ojalá no falle el Legislativo!
En honor de Carlos Montemayor