El secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, calificó de debate inútil y sin sentido la discusión sobre la viabilidad técnica y jurídica de regular la venta de comida chatarra en las escuelas, públicas y privadas, de educación básica del país mediante una reforma al reglamento de cooperativas escolares.

Afirmó que el instrumento normativo que utilizarán para reglamentar la venta de alimentos de bajo valor nutricional en los planteles escolares se basa en el artículo 113 de la Ley General de Salud. En el entendido de que no todas las escuelas tienen una cooperativa escolar; muchas simplemente cuentan con una tienda concesionada.

Si en el país hubiera dos o una tienda (escolar) que no fueran cooperativas, el reglamento en esta materia no podría regularlas. Necesitamos un paraguas más amplio que abarque a todas las escuelas, enfatizó.

Tras anunciar que entre las acciones que impulsará la dependencia para combatir la obesidad infantil en México se incluye la revisión de los contenidos de educación nutricional en los libros de texto gratutito y afectar decididamente el sedentarismo escolar, destacó que la citada ley señala que la Secretaría de Salud, en coordinación con la Secretaría de Educación Pública, podrán impulsar programas de educación y salud.

El funcionario aseguró que ambas dependencias acatan exactamente lo que dice la ley y adelantó que vamos a seguir reuniéndonos tanto como sea necesario para tener un primer lineamiento que pondremos a consideración de la industria (alimentaria) para generar un movimiento de gran consenso y acompañamiento social, para el que demandó el apoyo de los medios masivos de comunicación.

En entrevista, luego de develar una placa conmemorativa del archivo histórico de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del Instituto Politécnico Nacional, reiteró que no existe un dilema jurídico a pesar de que no se aplicarán modificaciones al reglamento de cooperativas, porque el artículo 113 nos da toda la posibilidad de regular lo que queremos regular.

Sin embargo, reconoció que la obesidad y el sobrepeso infantil son problemas “multifactoriales que no se limitan a lo que comen los niños en la escuela. Son patrones de sedentarismo en sus casas y colonias, pero también de alimentación fuera de la escuela.

 Tenemos que activar varios movimientos con apoyo de la sociedad, indicó, y uno es la socialización plena de los instrumentos educativos contenidos en los libros de texto gratuitos entre niños y padres de familia para ir generando una cultura alimentaria.

Además, afirmó, tendremos que afectar de manera muy decidida el sedentarismo. En tercer lugar ver lo que comen los niños en la escuelas, aunque advirtió que la regulación de la comida chatarra no va a solucionar por sí mismo la problemática. Necesitamos un movimiento cultural de largo aliento y es precisamente en lo que estamos trabajando.