El senador perredista Pablo Gómez presentó ayer una iniciativa para modificar el artículo 130 constitucional, encaminada a restablecer los derechos de asociación política y de libertad de expresión de los sacerdotes de todos los cultos religiosos.

Ante el pleno, planteó derogar el inciso e de dicho artículo para superar esa injusticia constitucional , a fin de que los sacerdotes puedan ejercer plenamente sus derechos ciudadanos.

La intervención de Gómez Álvarez fue aplaudida por la bancada del PAN –¡excelente!, le gritó César Leal–, y varios de sus integrantes –entre ellos Santiago Creel y Teresa Ortuño– suscribieron la iniciativa. Por la tarde, el presidente de la Confederación del Episcopado Mexicano (CEM), Carlos Aguiar Retes, celebró en el recinto senatorial la propuesta del perredista.

Destacó la importancia de que se inicie en el Congreso el debate en torno a un tema tan relevante, como es alcanzar la plena libertad religiosa.

Por segunda ocasión, el representante del órgano cupular de la Iglesia católica se entrevistó con el presidente del Senado, Carlos Navarrete, para tratar el asunto relativo a la minuta de la Cámara de Diputados que reforma el artículo 40 constitucional, a fin de reafirmar el carácter laico del Estado.

Aguiar Retes dijo que a la CEM le interesa saber hasta dónde se pretende llevar esa minuta en el Senado, cuál es el concepto de Estado laico y la exposición de motivos, a fin de que los considerandos estén muy claros, ya que se trata de garantizar la libertad de todos los ciudadanos.

Señaló que espera ser recibido nuevamente en el Senado para comentar otras iniciativas, como la que presentó ayer Gómez Alvarez. Respecto a la posibilidad de que (los clérigos) puedan ser votados, dijo que esas son consideraciones mínimas, que además están completamente prohibidas por la iglesia.

Al presentar su iniciativa de reforma, el perredista argumentó que no tiene sentido vivir en una relación de abuso-tolerancia, donde los sacerdotes violan la Constitución, al hacer proselitismo, y el gobierno ni siquiera los puede multar, porque no hay una razón valedera.