Carlos Cázares Ocaña amplía su declaración en el juzgado 30 penal
Ella buscaba evitar que la prensa se enterara y se creara un escándalo, asegura
Viernes 26 de febrero de 2010, p. 35
El gerente del Bar Bar, Carlos Cázares Ocaña, consignado por su presunta complicidad en la agresión contra el futbolista Salvador Cabañas, ocurrida en dicho antro hace un mes, afirmó ante el juzgado 30 penal que fue María Alonso Mena, esposa de la víctima, quien le propuso en primera instancia que se planeara todo
para decir que el ataque sucedió en la calle y que no se enterara la prensa de que Cabañas estuvo en el bar
, para evitar un escándalo
.
De esta manera, al ser presentado ante la juzgadora Celia Marín Sasaki, el empleado del establecimiento respondió a la declaración de Alonso Mena en el sentido de que Cázares Ocaña le pidió decir que el ataque ocurrió afuera del Bar Bar, con el compromiso de que la empresa se haría cargo de los gastos médicos.
Mientras, de manera paralela, fueron presentados ante la juez 41 de paz penal, Claudia Leonor Galindo Soto, los otros seis trabajadores del antro consignados por esos hechos: Heriberto González Vargas, Édgar Eduardo López Luna, Enrique Fichtl García, Farid Dib Cabrera, Ihosvani Díaz Díaz y Javier Ibarra Coronel, quienes se reservaron su derecho a declarar y se les fijó una fianza de 50 mil pesos a cada uno, toda vez que el ilícito que se les imputa, encubrimiento por favorecimiento, no está considerado grave.
Los implicados, que laboraban como meseros, vigilantes y el encargado del baño, fueron trasladados al Reclusorio Oriente, el cual podrán abandonar una vez que paguen la caución que se les impuso, para seguir su proceso en libertad.
En el caso de Cázares Ocaña, quien se encuentra en el Reclusorio Sur sin derecho a fianza, ratificó sus primeras declaraciones ante el Ministerio Público, en las que asegura que permitió el acceso a las autoridades y cuerpos de emergencia, así como que informó a la esposa del jugador sobre lo acontecido, además de no saber quién ordenó que se limpiara el baño –donde ocurrió el ataque–, pues en ese momento iba en la ambulancia que trasladaba a Cabañas al hospital. También reconoce que pidió a los paramédicos decir que el ataque ocurrió en la calle, con el propósito de evitar un escándalo
, como le había pedido la esposa del futbolista.
Ante la juez, Cázares amplió su declaración, en la que negó haber ordenado que se permitiera el acceso a un sujeto identificado como Alger Falcón, quien según se presume ingresó el arma al Bar Bar, donde convivió con José Jorge Balderas Garza, El JJ, pese que, según la declaración de Édgar Eduardo López Luna, uno de los vigilantes del lugar, al revisarlo, sintió un objeto duro y cuadrado
entre sus ropas. Según Carlos Cázares, el empleado jamás le indicó que se había percatado de algún objeto en la persona de Alger Falcón
, y que la orden que le dio fue que “lo pasara sin pagar cover”.
En la diligencia ministerial, el implicado dijo que su relación con Balderas Garza es solamente de empleado a cliente y que ni él ni ninguno de los trabajadores del Bar Bar está capacitado para salvaguardar un lugar donde ocurrieron hechos como los del 25 de enero. Cuestionó que, pese a que en el lugar había policías y personal de Protección Civil, que éstos en ningún momento les indicaron cómo cuidar la escena del crimen.
El acusado pidió la duplicidad del plazo para determinar su situación jurídica, por lo que se espera que sea el próximo miércoles cuando se defina si se le dicta auto de formal prisión.