El presidente Felipe Calderón señaló que su respaldo a la Comunidad de Estados Latinoamericanos no es un acercamiento ni a la izquierda ni a regímenes cuestionables o autoritarios, sino a la región.

Luego de su encuentro con el presidente de Cuba, Raúl Castro, después del diferendo que provocó la crisis por los casos de influenza A/H1N1, indicó que espera visitar la isla en los próximos meses, pero se reservó la fecha para no cometer un error o una falta de respeto a las decisiones que deben tomarse en los ámbitos diplomáticos.

Un día después de haber anunciado la conformación del nuevo mecanismo en su calidad de anfitrión de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, señaló en rueda de prensa que no hay que buscarle ahí tres pies al gato, en relación con quienes dicen que excluye a Estados Unidos y Canadá.

Al responder a los críticos de su aproximación a países como Cuba y Venezuela, señaló que cuando México suscribió el acuerdo comercial con Estados Unidos no hubo nadie que afirmara que fue para excluir a los latinoamericanos y caribeños.

Refirió que en el continente hay gobiernos de todo tipo, de izquierda y de derecha, democrático y menos democráticos, pero su acercamiento no es con una posición ideológica, sino con un grupo de naciones que se identifican geográficamente.

En cuanto al rechazo empresarial a que México suscriba un tratado de libre comercio con Brasil, reconoció que representa riesgos, pero también oportunidades, y por eso inició con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva un proceso para explorar las condiciones que permitan alcanzar ese acuerdo.

Argumentó que es conveniente, al reconocer por primera vez que Estados Unidos va a tardar mucho en recuperar los niveles de actividad económica que tenía antes de la crisis.

En su afán de convencer a los empresarios, expresó que no se trata de disputar una rebanada de pastel, sino de hacer el pastel más grande, y en eso consiste ampliar los beneficios del comercio.

Recordó que antes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte había mucha preocupación de que “los americanos nos iban prácticamente a arrollar”.

Pero fue al contrario, aseguró, porque el empleo y los salarios vinculados al sector exportador crecieron y nos fue muy bien.

Resaltó que no es lo mismo venderle a 106 millones de mexicanos que a 300 millones de personas en Latinoamérica.