Hay que atacar problemas sociales y económicos: especialistas
Martes 23 de febrero de 2010, p. 33
En México 23 por ciento de la población infantil no puede acceder a una dieta sana y equilibrada ante el creciente deterioro del ingreso familiar, afirmaron especialistas en economía y salud, quienes destacaron que las acciones para combatir la obesidad en ese sector de la población, como regular la venta de comida chatarra en las escuelas, son positivas pero insuficientes si no se atacan los problemas económicos, sociales e incluso emocionales que existen detrás de esa enfermedad
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El costo promedio de la canasta alimentaria básica recomendable es de 157 pesos diarios por familia, indicaron, pese a que sólo incluye productos indispensables, pero el salario mínimo es de 57 pesos al día
, mientras 40 por ciento del gasto promedio de las familias mexicanas se destina a la compra de comida.
David Lozano Tovar, catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que 54 por ciento de la población económicamente activa tiene ingresos de entre uno y dos salarios mínimos. Los grupos más afectados por el deterioro del ingreso familiar son niños y ancianos.
Los hábitos alimentarios están cambiando entre los mexicanos, pues se ha reducido sensiblemente el consumo de semillas, como maíz, frijol y arroz. Incluso tortillas. Además, de aceite y leche, así como de algunas frutas y verduras, debido a su alto costo.
Un sector de la población está sufriendo considerablemente la pérdida de poder adquisitivo y en lo primero que se refleja es en la cantidad y calidad de los alimentos que consumen. Detectamos que cada vez son más familias las que recurren a productos elaborados con harinas procesadas, como pastas, panes y algunos embutidos, que son mucho más baratos y dan mayor sensación de saciedad
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Comida chatarra, estrategia limitada
Como parte de las acciones para frenar la obesidad y el sobrepeso infantil, que afecta a 70 por ciento de niños de entre 5 y 11 años, es decir, 4.5 millones en todo el país, la Secretaría de Educación Pública (SEP) elaboró una propuesta de lineamientos para regular la venta de productos chatarra en las escuelas públicas y privadas de enseñanza básica.
En el documento se reconoce el derecho de los niños a recibir una dieta sana, variada y equilibrada
, pues destaca que mejorar el desempeño y logro escolar está asociado con la capacidad de aprendizaje, la cual, en gran medida, depende de una buena alimentación
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Sin embargo, en sus objetivos sólo expresa orientar la organización y funcionamiento de las tiendas o cooperativas escolares para contribuir a promover una alimentación y entorno saludables en las escuelas de educación básica
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Los lineamientos, que son analizados en cada una de las entidades del país con el fin de garantizar su aplicación en todo el territorio nacional, buscan instaurar normas claras
sobre productos recomendables
que pueden ser comercializados en los planteles educativos, aunque no se incluye ninguna recomendación para prohibir la venta de refrescos ni alimentos de alto contenido calórico.
Humberto Nicolini, genetista y experto en trastornos de la conducta, afirmó que la obesidad no es sólo un problema de ingesta inmoderada, sino conductual. Si queremos atacar esta enfermedad con acciones preventivas no basta con ofrecer mayor educación nutricional ni acciones limitadas. Se debe atender el entorno que genera esa conducta
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Catedrático de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Nicolini agregó que factores conductuales, como la impulsividad, la ira e incluso la carga genética, juegan un papel muy importante para determinar si hay riesgo de ser obeso
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Ana Lilia Rodríguez, especialista en endocrinología pediátrica de la Facultad de Medicina de la UNAM, indicó que el aumento de los casos de obesidad infantil está asociado con una dieta hipercalórica y falta de ejercicio, pero también a factores de ansiedad y depresión
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Atacar un problema que está generando un elevado número de pacientes de diabetes tipo dos es ver el problema de raíz y atender la grave desigualdad económica que obliga a los padres a trabajar muchas horas, pero con pocos ingresos, lo que se refleja en dietas poco sanas que a la larga favorecen el desarrollo de enfermedades crónicas
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