Aboga por legalizar la mariguana, educar y prevenir el delito
porque fracasó
Martes 23 de febrero de 2010, p. 11
El ex presidente de Colombia César Gaviria Trujillo, quien en la década de 1990 fue uno de los políticos más convencidos de la prohibición del consumo de drogas en el mundo, e incluso respaldó las políticas militares anticrimen dictadas por Estados Unidos, reconoció ayer frente a legisladores, académicos y activistas mexicanos que cambió de parecer, pues el prohibicionismo, en el cual yo creía, con el paso de los años nos ha demostrado que fracasó
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Al dictar en un hotel capitalino una conferencia magistral sobre las drogas y el narcotráfico en América Latina y Estados Unidos, Gaviria advirtió: Hay que tener mucho cuidado en materia de derechos humanos. El tema de la militarización es tan riesgoso porque la militarización de la lucha contra el narcotráfico, así sea imperativa y necesaria en un momento dado, casi siempre desvía en violaciones de derechos humanos
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En referencia al caso mexicano, donde el presidente Felipe Calderón encara desde el inicio de su administración una lucha militarizada contra el crimen organizado que ha dejado una estela de más de 10 mil muertos, el líder del Partido Liberal colombiano dijo que una de las cosas que a largo plazo más deslegitiman las políticas públicas contra el narcotráfico es cuando se violan los derechos humanos
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El también ex secretario general de la Organización de Estados Americanos expresó frente a integrantes de agrupaciones civiles y ciudadanas, como las que encabezan Isabel Miranda de Wallace y Ernesto López Portillo, que los gobiernos de México, Colombia y Perú deberían impulsar el debate en Estados Unidos para que ese país cambie su política de prohibición respecto de las drogas.
La política de tratar de controlar el consumo de drogas en el mundo a través de controlar la oferta es una política que ha fracasado, básicamente el consumo de Estados Unidos se ha estabilizado; era un poco mayor hace un par de décadas, pero en la última década no disminuyó
, destacó al participar en el foro Vientos del cambio: la política de drogas en el mundo.
Desgaste irremediable
En el primer día de actividades de este foro, que concluirá este martes, Gaviria escuchó críticas a la estrategia militar antidrogas implementada por el gobierno mexicano, principalmente de parte de académicos especialistas en seguridad nacional, como Luis Astorga, y de legisladores de oposición.
Una de las mayores críticas fue la de Carolina Viggiano, diputada federal del PRI, quien sostuvo que mandar al Ejército a combatir narcotraficantes será uno de los peores errores del calderonismo, pues al final de su sexenio presidencial el desgaste de la institución militar será irremediable.
El ex presidente colombiano –quien poco después reiteró sus ideas durante una rueda de prensa– sostuvo en respuesta a las críticas al modelo mexicano de combate al crimen que el problema de fondo radica en la necesidad de mejorar las instituciones de cualquier nación con problemas de narcotráfico
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Expuso que los problemas de la delincuencia organizada sólo se superan con una “política compleja e inteligente, con un tratamiento del consumo interno de drogas, descriminalizando sobre todo la mariguana, montando un sistema de salud y educación que funcione, montando una política de prevención y no de represión del delito, mejorando el sistema de justicia.
Ahora, para que mejore esto no hay fórmulas infalibles, pero sí hay que apelar a leyes antimafia, como la italiana, y aplicar la contrainteligencia aun a los jueces especiales, lo cual, sin embargo, hay que hacerlo de manera transitoria y no permanente, porque estas acciones extremas, como el militarismo, son sólo para emergencias.
Finalmente, puntualizó que el problema de las drogas necesita una solución de justicia.
“¿Qué es una solución de justicia? Que usted le ofrece a los narcotraficantes que se entreguen, confiesen sus delitos, colaboren con las autoridades y usted les da una pena, que no tiene que ser de 40 o 30 años de prisión, sino de 10 o de ocho, y así consigue una solución que es de justicia y que no es por negociación, sino por una vía que, de manera individual y no colectiva, una persona pueda decir: ‘yo me voy a salir de esto, voy a confesar mis delitos, pago un tiempo de cárcel y ya’. Ésta es la manera de buscar salir de una solución militar a una de justicia”, apuntó.