odo parece indicar que la estrategia del gobierno de Estados Unidos es dilatar, diferir y demorar el caso de Luis Posada Carriles hasta que éste muera de viejo en Miami. La última prórroga ocurrió el pasado viernes en El Paso. La jueza Kathleen Cardone anunció que el juicio que estaba programado para el primero de marzo queda postergado para una fecha indefinida.
Posada Carriles es un fugitivo internacional, con 73 cargos de asesinato pendiente contra él en Caracas. Venezuela formalmente pidió su extradición el 15 de junio de 2005, pero Washington ha preferido procesarlo por mentiroso en vez de extraditarlo por asesino. En el 2007, lo encausaron por haber hecho declaraciones falsas en relación a su entrada ilegal a los Estados Unidos.
La fiscalía tiene evidencia de que Posada ingresó a bordo de una embarcación llamada Santrina con unos conspiradores amigos de él. Sin embargo, Posada alegó que a la edad de 79 años había entrado al país a pie por la frontera con México. Un cuento que no se lo cree nadie.
Las mentiras de Posada le convenían a Bush, porque le permitían estancar la extradición del terrorista, mientras los cargos de perjurio se ventilaban ante el tribunal federal.
Después de que Barack Obama asumiera la presidencia, la fiscalía le añadió otros cargos a la causa, acusándolo de obstruir una investigación sobre el terrorismo internacional al desmentir su papel en la campaña terrorista contra Cuba en 1997. Algo de lo cual Posada Carriles había alardeado durante una entrevista con el New York Times, cuando admitió ser el autor intelectual de las bombas que explotaron en La Habana y mataron al italiano Fabio di Celmo.
Cada vez que Posada se siente presionado, amenaza con hablar sobre su relación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Los documentos que su abogado ha presentado ante el tribunal están repletos de esas amenazas e insinuaciones, incluso dicen que todo lo que ha hecho Posada en América Latina ha sido a nombre de Washington
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Su novedosa estrategia legal incluye alegar que la CIA le enseñó a mentir, a utilizar nombres simulados y a portar pasaportes falsos. Quiere presentarse en el juicio como un soldado de la agencia de inteligencia de Estados Unidos para alegar que todo lo que hizo estaba bajo la supervisión de Washington.
La fiscalía se opone ferozmente a esta estrategia, porque lo menos que quiere Washington es que descubran los esqueletos escondidos en los closets de Langley. En algo Posada tiene razón: la mendacidad de la CIA es más amplia que la de sus operantes. ¿Cuál fue el papel de la CIA en la guerra sucia en América Latina? ¿Quién fue el verdadero responsable por la voladura del avión de Cubana de Aviación en 1976, en el que murieron 73 civiles: la CIA o Posada ? ¿Qué papel jugó la agencia en la campaña terrorista contra las instalaciones turísticas cubanas en 1997?
Para evitar que Posada juegue la valiosa baraja de contar todo lo que sabe, el gobierno ha logrado que el tribunal mantenga sellados a más de 90 por ciento de los documentos que se han presentado en la corte. Solamente, los fiscales, los abogados de la defensa y la jueza los pueden revisar. Ni la prensa, ni el público tienen acceso a ellos. Algunos periodistas culpan a la jueza Cardone de no mantener el caso abierto y transparente
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Pero la petición del litigio secreto fue de la fiscalía. Es muy raro que un juez le fuerce la mano al gobierno para que revele información delicada que pueda supuestamente dañar la seguridad nacional del país.
Lo que sí está claro es que los verdaderos propósitos de la fiscalía se van cumpliendo. El litigio es hasta ahora un proceso secreto, y el caso sigue en un limbo legal sin fecha precisa para el juicio. La decisión de la jueza Cardone anuncia una vista preparatoria para el próximo 20 de mayo. En esa vista, ella quiere saber el estado
del caso para determinar si al fin puede fijar una cita para el juicio.
Mientras tanto, la solicitud de extradición de Venezuela sigue pendiente y Posada Carriles continúa gozando de plena impunidad por los asesinatos de esas 73 personas indefensas a bordo de un avión de pasajeros. Cuando los abogados de Posada se reúnan con los fiscales el próximo 20 de mayo en El Paso para ver el estado
del caso, ¿alguien se le ocurrirá decirle el juez que este terrorista internacional ya lleva cinco años en Estados Unidos sin tener que responder por sus crímenes? ¿O que Giustino di Celmo lleva 12 años esperando que procesen al asesino de su hijo Fabio? ¿Y que los familiares de las víctimas de Cubana de Aviación 455 tienen casi 34 años esperando que se haga justicia por el asesinato de sus seres queridos? ¿Qué esperan? ¿Qué el asesino muera de viejo en Miami?
* José Pertierra es abogado. Su bufete está en Washington. Representa al gobierno de Venezuela en la solicitud de extradición de Luis Posada Carriles.