De todo y para todas las edades, así es el mundo de las novedades editoriales: para niños: El libro de los garabatos, Adivina qué es, Los zapatos del elefante y Morris, ¡es mi cumpleaños!; para adolescentes, Inventario de criaturas fantásticas y El ladrón del rayo; para adolescentes y adultos Drácula, el no muerto, y ya para adultos, Sexo como dios manda y La isla de los perros.

Botica para niños

Taro Gomi es uno de los autores favoritos entre los pequeñines. Este escritor e ilustrador japonés ha publicado alrededor de 400 libros para niños en su país, muchos de los cuales se han traducido al castellano. Tres de ellos son Adivina qué es, Cocodrilo va al dentista (que es el más reciente publicado por el Fondo de Cultura Económica) y los dos volúmenes de El libro de los garabatos, que resulta ser uno de mis favoritos, porque no sólo divierte a los chiquitos, sino que puede convertirse en un buen divertimento: a dibujar gente con sus perros en el parque, fuegos artificiales en una noche oscura, ponerle sal, pimienta y especias a un platillo con arroz o un gimnasta de cabeza. Cada página, una actividad, así que no hay forma de aburrirse.

Otros dos libros para pequeñines son Morris, ¡es mi cumpleaños!, de Gabriela Keselman, con ilustraciones de Maximiliano Luchini, y Los zapatos del elefante, de Inés Westphalen, con ilustraciones de Natalia Gurovich, ambos publicados por SM. Las historias son muy sencillas: el primero es sobre la amistad, los malentendidos y la comunicación, mientras el otro es la historia de un elefante que quería zapatos y que al final... (¡ah verdad!)

Botica para adolescentes

El libro de Rosa Gómez Aquino, Inventario de criaturas fantásticas (Océano) es una buena forma de revisar todas las criaturas fantásticas que dejamos en aquellas viejas lecturas que nos apasionaron de niños, y todo por orden alfabético, desde las Aguanas (espíritus femeninos oriundos de Italia), los brownies (no confundir con los pastelillos) hasta pegasos, trolls, unicornios y Medusa.

Y ya que hablamos de la Gorgona más famosa, está en cartelera la película Percy Jackson y el ladrón del rayo, por primera vez no me quejaré de que hagan películas de los libros, porque quizá un muy buen ejercicio lector sea ver primero la película y darle oportunidad al libro, que en verdad es muy divertido. No sé si hayan logrado transmitir en la pantalla grande el humor que se encuentra en las páginas de esta obra de Rick Riordan, o toda la magia de los dioses del Olimpo traídos a la época contemporánea (¿Cómo oculta su cuerpo un centauro en el mundo moderno? ¿Y un sátiro cómo esconde sus patas y sus pequeños cuernos? ¿Cómo se llega ahora al Hades? ¿Cuál es el actual trabajo de Medusa?) Hay demasiada magia en estas páginas como para quedarse sólo en las imágenes y efectos especiales del cine.

Aunque de hecho con este título cabe reflexionar acerca de qué pasa con la literatura ¿Ya no hay temas nuevos? Ahora existen muchos libros que retoman viejos clásicos, les dan una vueltecita y va, de nuevo a caminar entre los lectores. Pienso por ejemplo en Frank Beddor, con la nueva historia de Alicia en el país de las maravillas o en el título del que estoy a punto de escribir: Drácula, el no muerto.

La botica confusa

Y es que este nuevo libro sobre el vampiro por excelencia es la segunda parte de Drácula, de Bram Stoker, escrita nada más y nada menos que por su sobrino bisnieto Dacre Stoker, en colaboración con Ian Holt.

Lo que valdría la pena es releer el original y después leer la secuela, porque si no se tiene fresca la historia y los personajes resulta un poco complicado. Lo que sí, es que los héroes de la primera quedan como cobardes 25 años después, y de repente se cuela la historia de Jack El Destripador y esto termina siendo una mezcla un poco extraña.

Botica para adultos

Aquí entra La isla de los perros (Anagrama), escrita por Daniel Davis, autor británico nacido en 1973. Publicada por Anagrama, esta novela refleja una parte oculta de la sociedad inglesa: la de aquellos que disfrutan con el sexo público en sitios apartados.

Es la historia de Jeremy Shepherd, quien un buen día decide abandonar su cómoda vida de lujos en Londres y mudarse a la provincia para vivir de nuevo con sus padres, situación en la que lo único incómodo es la falta de sexo, así que descubre un nuevo tipo de encuentros: relaciones sexuales con desconocidos contactados vía Internet o mensajes de teléfono, en lugares muy específicos, alejados de las cámaras de vigilancia que, al parecer, se encuentran en cada poste y en cada esquina de ese país.

Al seguir a Shep, nombre que usa en el circuito, va recorriéndose también el hartazgo de un hombre que ve en el orgasmo el único momento real de su existencia. Hay que agregar que es muy divertido y no hace falta ser británico para entender el humor.

Ya que hablamos de orgasmos, el último libro de esta botica es Sexo como Dios manda, de Ksawery Knotz, publicado por Lumen. Quizá el título o el autor digan poco, pero esto cambia si agrego que el libro es considerado como el kamasutra católico, y fue escrito por un padre franciscano capuchino polaco que da clases de educación sexual en el monasterio de la localidad de Stalowa Wola (sureste de Polonia). Las ventas de este libro alcanzan proporciones mundiales. ¿Hay que ser católico para leerlo?