n Berlín, Alemania, el pasado 9 de febrero, Leobarado Alvarado, integrante del Movimiento Pacto por la Cultura de Chihuahua, narró al representante del Ministerio Exterior de Alemania, responsable de tratar los asuntos relacionados con el tráfico de drogas, lo sucedido a sus familiares.
El 28 de diciembre de 2009, militares levantaron a dos mujeres y un hombre en el poblado de Ejido Benito Juárez, de Ciudad Juárez, Chihuahua. José Ángel Alvarado Herrera, trabajador de la maquila, estaba de vacaciones en ese lugar. Lo acompañaba Nitza Paola Alvarado Espinoza. Mientras se dirigían rumbo a un domicilio fueron secuestrados.
Al poco rato, los mismos individuos entraron a casa de Rocío Irene Alvarado Reyes, menor de edad. Encerraron en el baño a sus hermanos y a su madre y se la llevaron. Esas víctimas –dijo Leobardo– eran inocentes. “Hasta la fecha no sabemos nada de ellas. Han dicho que sus captores no fueron soldados, pero no aparecen. Los desaparecidos –remató– son mis parientes.”
Leobardo continuó su relato. Platicó sobre los muchachos asesinados a mansalva en Ciudad Juárez y el intento del presidente Felipe Calderón de presentarlos como delincuentes. Contó cómo el domingo 3 de enero mataron a la luchadora social Josefina Reyes, quien había hecho una huelga de hambre para exigir la salida del Ejército y la investigación del secuestro de un hijo y el homicidio de otro. Tal como lo ha hecho en México, Leobardo insistió en el retiro de las fuerzas armadas y denunció los abusos de los soldados. “En Ciudad Juárez –concluyó– hay rabia, hay coraje, hay dolor.”
Apenas dos días después de la narración de Leobardo, en Alemania, los indignados ciudadanos de Chihuahua explotaron contra el Presidente de la República, el gobernador y el alcalde.
La reunión del activista juarense con el funcionario alemán fue parte de una amplia jornada de cabildeo e información sobre los derechos humanos en México efectuada en Berlín, donde defensores de los derechos humanos conversaron ampliamente con integrantes de los ministerios de Cooperación y Relaciones Exteriores de Alemania, miembros del Parlamento, fundaciones, partidos políticos, ONG, grupos de solidaridad y académicos de ese país.
La jornada tuvo como eje articulador la realización de la conferencia internacional México –¿Quo Vadis? A 100 años de la Revolución – Derechos Humanos en el Punto de Mira, efectuada entre el 5 y el 7 de febrero. Convocada por la Coordinación Alemana por los Derechos Humanos en México, en cooperación con la Fundación Heinrich Böll, la Academia Luterana Bad Boll y el Instituto Latinoamericano de la Universidad Libre de Berlín, reunió a más de 15 defensores de derechos humanos y periodistas mexicanos, con unos 250 asistentes provenientes de Alemania, Suiza, Austria, Barcelona y Francia.
En la conferencia participaron ponentes mexicanos, que describieron la grave situación de los derechos humanos en el país, sobre todo en Chihuahua, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, así como de las mujeres, los pueblos indígenas y los profesionales de la prensa. Hablaron también, entre otras personalidades, Rupert Knox, de Amnistía Internacional en Londres; H. Däubler-Gmelin, ex ministra de justicia, y la parlamentaria Barbara Lochbihler.
En la conferencia se analizaron con bastante detalle casos de violación a los derechos humanos en México y se reflexionó sobre los desafíos del proceso de democratización del país y acerca de las vías para escapar de la espiral de violencia.
En la convocatoria al foro los organizadores señalaron, sin ambigüedad alguna, que Felipe Calderón se ha opuesto a los intentos de democratización mediante el uso de las fuerzas militares. El presidente Calderón aplica una política interior basada en la mano dura y en el uso de las fuerzas militares como supuesto factor de estabilidad, a la vez que limita el acceso de la sociedad civil a los mecanismos de decisión democrática. A la vista de la violencia de las fuerzas de seguridad pública, así como de la criminalización y deslegitimación de los actores de la sociedad civil, la democracia mexicana se encuentra hoy en la encrucijada
.
Detallados relatos, como el que hizo sobre Ciudad Juárez Leobardo Alvarado, se efectuaron también en torno a la Montaña y Costa Chica de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. En conjunto documentaron la grave criminalización de la protesta social que está en marcha en el país. Con insistencia, varias de las delegadas mexicanas presentes levantaron su voz para advertir sobre el grave retroceso que se vive ante la penalización del aborto en las legislaturas locales. Muchos de los asistentes estaban al tanto de varias de estas violaciones, pero la conferencia les proporcionó una visión de conjunto. La prensa local recogió varios de estos testimonios.
La experiencia de la conferencia ¿Quo Vadis? demuestra que la política gubernamental para defender internacionalmente su guerra contra la drogas
y tratar de tapar las graves violaciones a los derechos humanos hace agua. Puede llevar al cuerpo diplomático a escuchar las justificaciones de la estrategia presidencial elaboradas por Joaquín Villalobos, pero no puede cubrir su fracaso en la comunidad internacional que defiende los derechos humanos.