Tecnología
Ha revolucionado una industria tras otra. Ahora Apple espera transformar tres a la vez
Martes 16 de febrero de 2010, p. 24
Por lo regular Apple es elegida en votaciones como la empresa más innovadora del mundo, pero su inventiva adopta una forma en particular. Más que desarrollar categorías de producto enteramente nuevas, destaca en tomar ideas existentes y a medio cocer y enseñar al mundo cómo hacerlas correctamente. De la mano de su jefe mercurial y visionario, Steve Jobs, ya lo ha hecho tres veces. En 1984 presentó la Macintosh. No era la primera computadora gráfica operada mediante un mouse, pero empleaba esos conceptos en un producto útil. Luego, en 2001, llegó el iPod. No era el primer reproductor musical digital, pero era sencillo y elegante, y llevó la música digital al gran mercado. En 2007 Apple lanzó el iPhone. No era el primer teléfono inteligente, pero la firma tuvo éxito donde otras habían fallado, convirtiendo en fenómeno de masas el acceso móvil a Internet y las descargas de software.
Conforme las empresas rivales se apresuraron a copiar el enfoque Apple, las industrias de computación, música y telecomunicaciones se transformaron. Ahora Jobs espera hacer el mismo truco por cuarta ocasión. El 27 de enero develó el más reciente producto de la empresa, el iPad: un dispositivo delgado en forma de tablilla con una pantalla táctil de 25 centímetros que saldrá a la venta en marzo, a un precio entre 499 y 829 dólares. Su desarrollo llevó años, y fue tema de histérica especulación en línea en los meses recientes, rayana en lo religioso: los escépticos de la blogosfera la llaman en broma la Tablilla Jesús.
Es posible que el entusiasmo de los fieles de Apple haya sido exagerado, pero el historial de Jobs sugiere que, cuando bendice un mercado, éste despega. Y la computación mediante tablillas promete transformar no una sola industria, sino tres: computación, telecomunicación y medios masivos.
Las compañías de las dos primeras ramas ven con temor el arribo del iPad, porque la historia de Apple la convierte en un competidor temible. En contraste, la industria de los medios lo recibe con júbilo. La piratería, el contenido gratuito y la dispersión de la publicidad en la red han hecho de la Internet un entorno difícil para las empresas de medios. No las ha complacido mucho el Kindle, el artilugio lector de Amazon que ha hecho descender el precio de los libros y no puede llevar publicidad. Esperan que este dispositivo de Apple les dé nuevo aliento, al animar a las personas a leer versiones digitales de libros, periódicos y revistas mientras se desplazan. Cierto, existen temores de que Apple termine concentrando mucho poder en esos nuevos mercados, como ya lo hace en la música digital. Pero un nuevo mercado abierto y dominado por Apple es mejor que un mercado contraído, o que ningún mercado.
Tablillas en el mercado
Las computadoras de tablilla destinadas al mundo de los negocios no han funcionado. Microsoft lleva años promoviéndolas, con poco éxito. La misma Apple lanzó una computadora de tablilla movida por una pluma, la Newton, en 1993, pero fue un fracaso. El Kindle ha tenido un desempeño razonable y ha provocado el nacimiento de un puñado de dispositivos de nombre similar, como el Nook, el Skiff y el Que. Entre tanto, los dispositivos de bolsillo y de pantalla móvil de Apple, el iPhone y el iPod Touch, han despegado como reproductores de música y video y consolas portátiles de juegos.
El iPad es, en esencia, un iPhone gigante con esteroides. Su gran pantalla lo hace un atractivo lector de libros electrónicos y reproductor de video, pero también heredará una amplia variedad de juegos y otros programas del iPhone. Apple espera que muchas personas lo usen también en vez de una laptop. Si así resulta, podría abrir un nuevo mercado para dispositivos mayores que teléfonos, más pequeños que laptops, que también funcionen como lectores electrónicos, reproductores de música y video y consolas de juegos. Diferentes industrias convergen ya en este mercado: los fabricantes de teléfonos móviles fabrican pequeñas laptops, conocidas como netbooks, y los fabricantes de computadoras se abren a la producción de teléfonos inteligentes. Recién llegados como Google, que se desplaza hacia los teléfonos móviles y laptops, y Amazon, con el Kindle, también saltan a la palestra: Amazon acaba de anunciar planes de una tienda de aplicaciones para el Kindle, semejante a la del iPhone, lo cual le permitirá ser algo más que un lector de libros electrónicos.
Si el pasado sirve de guía, la entrada de Apple en el campo no sólo desencadenará una fiera competencia entre fabricantes de dispositivos, sino también impulsará a consumidores y editores hasta ahora recelosos de los libros electrónicos a sumarse a la ola, lo cual acelerará la adopción de la naciente tecnología. Se espera que las ventas de lectores electrónicos lleguen a 12 millones este año, cuando en 2009 fueron 5 millones y en 2008 un millón, según la firma de investigación de mercados iSuppli.
Milagros no
¿Salvará la propagación de tablillas a las empresas de medios que desfallecen? Por desgracia no. Algunas, como los periódicos metropolitanos, están probablemente condenadas porque dependen de los anuncios clasificados, los cuales emigran a sitios web especializados. Otras ya están prácticamente muertas. Las tablillas son caras y tal vez pasen años antes de que se difundan lo suficiente para cumplir su promesa. En teoría, un periódico puede ofrecer a sus lectores una suscripción electrónica por dos años y, digamos, subsidiar el costo de una tablilla. Pero tal subsidio sería sumamente caro, y se tendrían que mantener rodando las costosas rotativas para los lectores que sigan apegados a la versión en papel.
Pero si bien las tabillas no salvarán a medios débiles, es probable que den impulso a los fuertes. Cobrar por el contenido, lo cual ha resultado difícil en la red, podría volverse más fácil. De hecho, ya las personas están dispuestas a pagar por recibir periódicos y revistas (como The Economist) en el Kindle. El iPad, con su pantalla de colores y su integración con las tiendas Apple en línea, podría hacer que descargar libros, periódicos y revistas se vuelva tan fácil y popular como bajar música. Y lo más importante, permitirá insertar publicidad, de la cual dependen en particular las revistas estadunidenses. Las tablillas podrían conducir con el tiempo a una transición del mercado mayorista hacia la entrega digital, lo cual permitiría a los periódicos y editores de libros reducir costos cerrando las prensas.
Si Jobs logra hacer un nuevo truco asombroso con otro dispositivo brillante, entonces los beneficios de la revolución digital para las empresas de medios que tengan productos genuinamente populares podrían empezar pronto a sobrepasar los costos. Pero algunas compañías de medios agonizan, y un nuevo artilugio no las resucitará. Ni siquiera la Tablilla Jesús puede hacer milagros.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya