Hace falta una ley de patrocinio cultural, planteó Julio Rivarola, director de Music Frontiers, empresa que produce y promociona espectáculos, y abarca artistas como Ennio Morricone, Youssou N’Dour y el Flaco Jiménez.

Rivarola puso el ejemplo de Brasil, donde tienen una ley de esta naturaleza: las empresas aportan una cantidad a un fondo que se destina a actos culturales.

Este viernes, Rivarola participó en el panel El promotor: cómo organizar espectáculos y no morir en el intento, en el contexto del primer encuentro de la Asociación Internacional de Recintos de Espectáculos Artísticos y Culturales (Aires), iniciativa del Auditorio Nacional.

Se trató de un primer acercamiento de la recién fundada asociación que cuenta con 25 recintos (centros de convenciones, teatros, centros culturales, salas, complejos culturales y auditorios) en todo el país, privados y públicos. Entre ellos están desde el Auditorio Telmex (Guadalajara) hasta el Centro Cultural Tijuana, pasando por el Teatro de la Ciudad y la Sala Nezahualcóyotl. Para pertenecer es requisito ser un recinto con capacidad mayor a 400 localidades y presentar espectáculos en vivo.

En el panel participaron directivos de recintos, promotores y empresarios, y se instaló en el escenario del Auditorio Nacional. María Luisa Meléndrez, coordinadora del Teatro Diana, en Guadalajara, tuvo una apasionada intervención en la cual denunció que los promotores y empresarios del Distrito Federal trabajan en provincia con la misma dinámica como lo hacen en la ciudad de México: La industria local es tratada con exigencias muy altas, parecidas al DF, y es otro mundo. En específico, se refirió a lo que ganan los artistas. Hizo un llamado para que se trabaje con el artista, hacerle conciencia de que no se le puede pagar lo mismo en un inmueble de ocho o 10 mil lugares, a otro en provincia de dos a 4 mil lugares. También comentó la falta de solidaridad de la comunidad del espectáculo, fuera de Guadalajara, ante el aumento de impuestos exigidos a la industria musical en esa ciudad.

Darío de León, de Generamúsica, empresa que maneja artistas como Francisco Céspedes y Alicia Villareal, estuvo de acuerdo en que nunca nos hemos puesto de acuerdo para cabildear algo, pero quizás Aires podría trabajar para que haya leyes con lógica. Dijo que cuando en una ciudad el ayuntamiento cobra mucho por montar espectáculos, lo que ocurre es que dejan de ir. Puso de ejemplo una ciudad cuyo nombre no quiso dar, en la que toda la taquilla se la queda el ayuntamiento. Guadalajara es así, exclamó Meléndrez.

Jordi Puig, de Ocesa, confió en que el mercado se acomoda solo, pero que, efectivamente, los impuestos son un pendiente. Dijo que los gobiernos locales siguen sin ver que el espectáculo genera divisas”, y puso el ejemplo de algunas ciudades españolas, en las cuales grandes bandas se presentan, en lugar de hacerlo en la Madrid.

Puig propuso la creación de un directorio de inmuebles, managers y agentes.

De León planteó que hace falta una escuela que ofrezca una licenciatura que los prepare para ejercer la profesión de promotor cultural: Aquí es promotor o empresario quien se levanta con ganas de serlo.

Julio Rivarola, ante la pregunta del moderador José Luis Paredes Pacho, director de Casa del Lago Juan José Arreola, de cuál era el escenario ideal para trabajar como promotor, planteó que un primer problema son los impuestos por presentar un artista nacional o extranjero. Ahora tenemos el IETU, más el ISR, más el IVA y todo se transfiere al precio que paga el público. El otro problema es la falta de patrocinios: Como dijo Darío, la mayor parte está concentrado en el CIE.

Rivarola mencionó que en lo que se refiere a publicidad, sólo dos periódicos pegan (surten efecto): Reforma y La Jornada. Luego añadió que al experimentar no poner un sólo peso en Reforma, ¿qué pasa?: Nada.

A su juicio, en una ciudad de este tamaño, es hasta molesto, que sólo haya dos diarios en los cuales tenga efecto anunciarse.

En la página electrónica de Aires (www.asociacionaires.org) irán subiendo noticias, eventos y el directorio de los recintos que lo integran.