Melbourne, 30 de enero. Serena Williams defendió hoy con éxito su corona del Abierto de Australia al derrotar 6-4, 3-6 y 6-2 en una apasionante final a Justine Henin, con lo que prolongó su propia leyenda y frustró el sueño de su rival de concretar un regreso perfecto.

La estadunidense sumó su quinto título en Melbourne, una cifra sin antecedentes en la era abierta del tenis. Además, alargó a 12 la cantidad de Grand Slams ganados, igualando la marca de su compatriota Billie Jean King.

Agradezco a Dios por permitirme haber jugado hoy y por volver a ganar este trofeo, afirmó Serena con la copa en una mano y un koala de peluche en la otra. La menor de las Williams ya había ganado junto con su hermana Venus, el viernes, el título de dobles, también por segundo año consecutivo.

La máxima favorita evitó que Henin terminara una obra perfecta. La belga, quien disputaba en Melbourne Park apenas su segundo torneo luego de una pausa de año y medio en su carrera, no pudo repetir el cetro conseguido en Down Under en 2004, ni sumar su octavo trofeo de Grand Slam.

Henin se quedó a las puertas, además, de emular a su compatriota Kim Clijsters, quien causó sensación al ganar el Abierto de Estados Unidos 2009 pocas semanas después de regresar a la competencia tras un retiro de dos años.

Me siento un poco decepcionada, tuve pocas oportunidades que no fui capaz de tomar. En semanas recientes hice más de lo que podía imaginar. Estuve casi perfecta, sólo no pude dar el último paso, señaló la belga.

El apoyo del público estuvo desde el principio con la belga, quien a lo largo del partido convirtió varios puntos de excelente técnica. Su revés y sus voleas en la red deleitaron a los espectadores en el Rod Laver Arena, pero a la hora de la verdad, Serena impuso su raza de campeona.

Serena Williams ganó la final en dos horas de juegoFoto Reuters

A Williams le llevó ocho minutos conservar su saque en el primer juego del partido e idéntico tiempo mantenerlo en el tercero. Pero aunque Henin lucía mejor hasta entonces, la estadunidense le quebró en cero para ponerse 3-1 arriba.

La diferencia tenía que ver con la potencia del saque, que venía al rescate de Serena cuando más lo necesitaba. Logró 12 servicios as, por cuatro de su rival, que además cometió seis dobles faltas.

Henin se volvió a meter en el partido en el primer set con un par de golpes exquisitos y quebró para 3-4 en el séptimo. Pero Serena, quien arrastra problemas físicos, decidió ir por más y empezó a jugar más ofensiva. Así, volvió a quebrar en su tercer set point y se alzó con la manga.

En el segundo episodio todo cambió. Porque Serena comenzó a equivocarse más seguido y Henin, a impresionar con su técnica. Un juego agresivo al extremo le dio resultado a la belga sobre todo en el raid final, cuando quebró en el séptimo juego, mantuvo el saque en el octavo y volvió a romper el servicio de Serena en el noveno.

Fueron nueve puntos consecutivos ganados por la belga, a los cuales se sumaron los siguientes cinco, ya en el tercer set. El estadio aplaudía de pie, pero enfrente estaba una experimentada campeona.

Y Serena rompió en el tercer juego, y le quebraron en el cuarto, pero volvió a sacar ventaja en el quinto, para 3-2. A partir de entonces la estadunidense ya no aflojó: rompió para 5-2 y sirvió para partido. Con un derechazo fortísimo, tras dos horas y siete minutos, se ciñó la corona australiana por quinta vez, tras sus éxitos en 2003, 2005, 2007 y 2009.

Este domingo, el británico Andy Murray se medirá al suizo Roger Federer y buscará la hazaña del primer Grand Slam para el Reino Unido desde 1936.