sagrado, consagrado, sacro, aunque también
maldito, execrable, abominable, detestable. Giorgio Agamben, el filósofo italiano, encontró el concepto y lo puso en circulación –hace una decena de años– en su libro Homo Sacer: el poder soberano y la nuda vida.
El protagonista central de este libro es la vida nuda y vínculada, escribe Agamben, es decir, ‘‘la vida del homo sacer que se puede quitar y sacrificar’’. Se trata de una sospechosa figura del derecho romano arcaico, Sacer que incluye la vida humana en el orden jurídico sólo en forma de exclusión, es decir, en la posibilidad de darle muerte sin sanción.