Estados Unidos y México analizan en reuniones bilaterales de alto nivel la posibilidad de que militares mexicanos participen en misiones multinacionales de ayuda humanitaria en casos de desastre. De acuerdo con fuentes oficiales y castrenses, esta posibilidad toma fuerza con la experiencia que ha dejado la tragedia en Haití.

El gobierno de Felipe Calderón ha evitado pronunciarse abiertamente sobre el tema, aunque trascendió que la Armada de México es partidaria de participar en acciones multinacionales concertadas con otros países, en tanto que en el Ejército la opinión está dividida, aunque la mayoría se opone a la medida.

Entre los especialistas sobre el tema la opinión también está dividida. Para Raúl Benítez Manaut, especialista en temas de seguridad e investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la petición hecha por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para enviar a Haití 3 mil cascos azules es una oportunidad de oro para posicionar a México en un tema crucial, en el que ha sido desplazado por Brasil, Chile, Argentina y Uruguay.

En cambio, José Luis Piñeyro, especialista en temas de seguridad nacional y catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana, expone a La Jornada que mantiene fuertes reservas a tal posibilidad, sobre todo ante la situación del país, en el que existen embriones de ingobernabilidad regional, sea por movimientos sociales o por el narcotráfico y el crimen organizado, combinados con el efecto multiplicador –visto en forma negativa– del incremento de los precios de consumo popular debido a la constante alza de las gasolinas, gas natural y otros energéticos. Lo mejor es que el gobierno se olvide de participar en misiones de paz de la ONU, dijo.

Erubiel Tirado, coordinador del diplomado de seguridad nacional de la Universidad Iberoamericana, subraya que México tiene experiencia de apoyo a otras naciones en caso de desastre y ha enviado de manera ilegal militares y marinos, al extranjero en ese tipo de misiones desde el gobierno de Ernesto Zedillo.

Lo cierto, señala, es que el gobierno mexicano nunca ha querido regularizar ni desarrollar una doctrina específica de intervención que apueste al multilateralismo de la ONU, aunque eso sí, quiere ser parte del Consejo de Seguridad. Mucho menos está dispuesto a empeñar sus capacidades operativas militares y policiacas en compromisos serios para misiones de este tipo.

Tirado subraya que existe en ciertos ámbitos de la vida nacional la inquietud por dar pasos en serio hacia la evolución de compromisos institucionales que permitan, si no un liderazgo regional, como pretenden siempre nuestros megalómanos gobernantes, al menos una presencia responsable ante nuestros congéneres.

La primera vez que se hizo pública la propuesta de que el Ejército y la Armada participaran en misiones multinacionales de apoyo humanitario fue en un seminario, celebrado en 2006 en el Centro de Estudios Navales, en el que participaron funcionarios mexicanos y estadunidenses de alto nivel encargados de las áreas de protección civil y ayuda en casos de desastre, militares y marinos que se reunieron en el Centro de Estudios Superiores Navales. Ahí, la representación estadunidense destacó la experiencia que tienen el Ejército y la Armada de México en apoyo a la población en caso de desastres naturales.

Comentaron también que la experiencia dejada en su país por el huracán Katrina en 2005 y la decisión histórica de permitir al Ejército y Armada mexicanos el ingreso a Estados Unidos para proporcionar ayuda humanitaria abría nuevos horizontes para que las fuerzas armadas de diversos países aprovechen su infraestructura, equipo, experiencia y disciplina para apoyar a naciones afectadas por desastres naturales.

Hasta la fecha, marinos y militares han participado en Centroamérica, Asia y ahora en Haití, en misiones de apoyo humanitario, pero de manera unilateral y sin formar parte de una fuerza multinacional.