Nueva relación con EU: partir de los hechos
a crisis mundial ha vuelto patente la crisis múltiple de México. Un modelo de desarrollo, una estructura política y hasta una forma de vida parecen agotados. Si queremos imaginar la recuperación, debemos aceptar la responsabilidad de crear una nueva relación con Estados Unidos.
Partamos de hechos sólidos: 1. No podemos divorciarnos de Estados Unidos. Estamos vinculados geográfica, demográfica, económica y culturalmente con ellos.
2. Nuestra historia, cultura, tabla de valores, composición social y racial son radicalmente distintos.
3. Estamos inmersos en un proceso de integración económica. Los resultados son muy malos: nuestro crecimiento es bajo y volátil. El producto interno bruto (PIB) de México comparado con el de Estados Unidos en 1980 representaba 35 por ciento; hoy puede haber caído hasta 20 por ciento.
4. Somos complementarios e interdependientes. Estados Unidos nos influye profundamente. Nosotros los influimos.
5. Estados Unidos es aún la mayor potencia; otras, como la Unión Europea, Japón y otras naciones como China, Corea del Sur, India y Brasil, están creando nuevas formas de equilibrio.
6. México podría ser una gran potencia, por su territorio y riquezas y sobre todo por la laboriosidad, ingenio y resistencia de su población. Somos una nación axial en lo cultural y en lo geográfico.
7. Estamos atrapados en una estructura arcaica. La política está dominada por poderes fácticos. Padecemos una oligarquía que absorbe 50 por ciento del PIB. No paga impuestos y funciona a través de monopolios. Sólo 18 por ciento pertenecemos a la clase media. Tenemos 40 millones de pobres. No somos una nación moderna y tenemos que serlo para poder convertirnos en socios contrapartes o aliados de las demás potencias.
Partiendo de estos hechos podríamos imaginarnos una nueva relación con Estados Unidos. Siempre que aceptemos, como decía Emerson, que la envidia es ignorancia y la imitación suicidio. Que tenemos que aceptar nuestro destino trascendente y no vernos a nosotros mismos como inválidos que necesitan la protección externa para sobrevivir.