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Al final del siglo XIX el prócer advirtió el interés de EU de dominar el Caribe, señala

Salvador Morales resalta la vigencia del ideario de Martí a 157 años de su natalicio

El historiador dio una conferencia sobre la aportación de El Apóstol a la Revolución Cubana

 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de enero de 2010, p. 4

El golpe de Estado en Honduras y las consecuencias del terremoto en Haití ponen en evidencia la correlación de poderes que gobiernan al mundo, un sistema jerárquico de asimetrías de carácter financiero, mercantil y político por el cual unos países viven en la opulencia y otros en la miseria.

Ante esto resulta de absoluta vigencia el pensamiento de José Martí, quien desde finales del siglo XIX, durante la segunda Revolución Industrial, advirtió sobre el interés de Estados Unidos en dominar la cuenca del Caribe, que desde entonces ya resultaba estratégica para sus planes de expansión hacia el resto del continente.

De esto dio cuenta el historiador Salvador Morales, durante la conferencia José Martí: aporte intelectual al proceso revolucionario cubano, impartida la noche del viernes en el Centro Cultural que lleva el nombre del prócer cubano.

Morales aseguró que en la filosofía de la Revolución cubana está presente el ideario de Martí, sobre todo su profundo sentido humanista. Ésta fue su principal aportación. Independientemente de las etiquetas que se le endilguen (marxista, socialista, comunista o colectivista), se trata de una revolución martiana, es decir, humanista.

“Hay una planteamiento de Martí que dice: ‘Patria es humanidad’, tres palabritas sobre las cuales se puede escribir todo un tratado por todo lo que hay detrás de ellas. Por eso él quería para Cuba una ley que rindiera culto pleno a la dignidad del hombre.”

No son palabras de un mesiánico o de un iluminado, “su pensamiento es producto de la cultura latinoamericana de su época, del México que conoció entonces: si ponen de un lado las ideas de Martí y del otro las de Ignacio Ramírez, El Nigromante, van a encontrar influencias, confluencias, analogías; su pensamiento es producto de los días que estuvo en Venezuela y Centroamérica, de la realidad que palpó y descubrió durante los 15 años que vivió en Estados Unidos, en la época de expansión de ese primer imperialismo que en algo habrá cambiado, pero cuya esencia sigue siendo la misma”.

Salvador Morales es historiador cubano; autor del libro José Martí: vida, tiempo ideas, y profesor de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia. Su conferencia forma parte de las actividades conmemorativas del 157 aniversario del natalicio de Martí.

Durante su alocución, Morales hizo una esclarecedora cronología de la trayectoria intelectual y política de Martí. Recordó su exilio en México durante los años posteriores al triunfo de la reforma liberal impulsada por Benito Juárez; su periodo en Estados Unidos, donde entonces se encontraba la mayor colonia de emigrantes, en los días en que el expansionismo estadunidense vivía su máximo apogeo y Cuba llevaba a cabo su tercera guerra independentista. Precisamente conoce las entrañas del monstruo, y por eso promueve, ahí, en Estados Unidos, la creación del Partido Revolucionario Cubano.

En ese tiempo, Martí se percató con impresionante claridad de lo estratégica que resultaba la ubicación geográfica de Cuba para la expansión del imperialismo estadunidense: Era y es un trampolín estratégico para el dominio de la cuenca caribeña, por eso trataba de impedir que Estados Unidos cayera sobre Cuba y que con esa fuerza se extendiera hacia toda América Latina.

Martí murió el 19 de mayo de 1895. La independencia de Cuba se concretó en mayo de 1902. Pero no fue la independencia que Martí quería: Estados Unidos empezó a intervenir en el proceso desde 1898, ocupó militarmente la isla y condicionó el nacimiento de la nueva república a que a la constitución se le agregara un apéndice que en los hechos le otorgaba facultades que atentaban contra la soberanía cubana, le permitía intervenir militarmente en determinadas circunstancias e, incluso, obligaba al nuevo país a cederle –vendido o arrendado– parte de su territorio, lo cual fue el origen de la base naval de Guantánamo.

Es –lamentó Morales– fue una marca humillante para un pueblo que luchó 30 años por su independencia.

Después de un periodo en el que sus ideas más radicales parecían olvidadas o ignoradas, una nueva generación de revolucionarios las retomó en la década de los años 20 del siglo pasado. Sus principales escritos, desperdigados en distintos diarios, empezaron a ser rescatados y recopilados en libros, lo que dio nuevo auge a sus ideas y así llegaron hasta los años 50, cuando surgió otra generación de revolucionarios ante el golpe de Estado con que Fulgencio Batista se hizo del poder en marzo de 1952.

Entre los miembros de esa nueva generación estaba Fidel Castro, quizás el más destacado intérprete de la obra de Martí, pero no el único; ahí están los casos de Faustino Pérez y de Rafael García, viejo profesor de filosofía, y todos los que estaban alrededor de Fidel; por eso dice, después del asalto al Cuartel Moncada, que no se busque más al autor intelectual del hecho, que fue José Martí.