Monterrey, NL, 20 de enero. Una adolescente de 16 años de edad y uno de 13 pintarrajearon la noche del lunes los muros y el altar del templo del Señor de la Misericordia, en el municipio de Escobedo y, según la policía ministerial, confesaron que pretendían quemarlo.

Los jóvenes dijeron que su ataque fue una protesta por la realidad que viven. En el templo escribieron con pintura negra Dios no existe; kuando pedimos por la gente que queremos no nos oye y se va, le rogamos y se muere, y Dios no existe, pues kuando lo necesitamos no está. Además pintaron el número 666 y una cruz invertida.

Firmaron los mensajes con los nombres de Helen y Luis Ángel.

El sacerdote Juan José Martínez Segovia, vocero de la diócesis de Monterrey, dijo que las pintas fueron para llamar la atención, pues (los muchachos) ni saben lo que significa la cruz invertida. También, dijo, es una manifestación del tipo de vida que llevan, donde se ha perdido el respeto por las cosas sagradas.

Armando de León Montalvo, investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León, dijo que los robos de campanas perpetrados el sábado y el lunes pasados en parroquias de los municipios de San Nicolás y Salinas Victoria, así como los mensajes de desesperación y desencanto de los jóvenes, son urgentes llamadas de atención para que todos los sectores busquen salidas a la terrible crisis.

Añadió que denotan el fracaso de los sistemas económico, político y de las instituciones, empezando por la Iglesia (católica), que ya no sirve siquiera como vehículo de esperanza.

De León también se refirió a los 51 robos perpetrados el año anterior en escuelas de la zona metropolitana de Monterrey, de las cuales se llevaron equipo de cómputo y cableado eléctrico, así como al hurto de la red de 22 kilómetros del alumbrado de la carretera que parte de la avenida Prolongación Lincoln de Monterrey y llega al municipio de García. Dijo que estos hechos son reflejo de la difícil situación económica que viven miles de familias.