La recuperación se concentra en el sur
México sigue fuera de la jugada
alificado como la tabla de salvación
y el motor
económico de América Latina, el modelo exportador se tambaleó con la crisis, lo que en 2009 se tradujo en severos déficit en las distintas naciones de la región. Aun así comienza cierta recuperación, aunque ésta se concentra en los países de América del Sur, producto de la elevada demanda de productos básicos por parte de China. México aún se mantiene fuera de la jugada, dada su enorme dependencia del mercado estadunidense, no obstante ser el de mayor número de tratados de libre comercio
(según presume la versión oficial).
En 2009 el susodicho motor
echó chispas y el comportamiento de las corrientes comerciales de la región con los principales países socios de América Latina y el Caribe registró una clara contracción del valor, tanto de las exportaciones como de las importaciones, desde el tercer trimestre de 2008 hasta cuando menos finales del primer trimestre de 2009, cuando comenzó a observarse cierta recuperación con una tendencia similar a la de largo plazo, la cual se concentra en América del Sur, de acuerdo con el más reporte estadístico de la Cepal (El comercio internacional en América Latina y el Caribe en 2009; crisis y recuperación), del que se toman los siguiente apuntes y su correspondiente numeralia.
Después de crecer, en promedio, 17 por ciento anual entre 2003 y 2008, se estima que el valor de las exportaciones de bienes cayó 24 por ciento en 2009, con una mengua combinada de 15 por ciento en los precios y 9 por ciento en el volumen. No se registra una reducción similar de las exportaciones, tanto en el precio como en el volumen, desde 1937. Se trata de un récord histórico, sólo superado por la marcada desaceleración del comercio en el periodo inmediatamente posterior a la crisis de 1929 a consecuencia de las políticas proteccionistas aplicadas en ese entonces por Estados Unidos y Europa. En los países industrializados la contracción exportadora corresponde sobre todo a la disminución del volumen exportado de manufacturas. En los países en desarrollo, la caída tuvo su principal origen en el deterioro de los precios de los productos básicos exportados; la reducción del volumen exportado fue menor, gracias, en parte, a la persistente demanda de China.
La región mostró una brusca desaceleración de las exportaciones de bienes, aunque el comportamiento de los países es heterogéneo. En contraste con el crecimiento generalizado de las exportaciones registrado entre 2003 y 2008, la desaceleración de las exportaciones en 2009 es notoria en todos los países de la región y fue más marcada en Ecuador, Paraguay, los países del Caribe (30 por ciento, en cada caso) y Venezuela (42 por ciento). En el caso de México la caída fue de 22 por ciento. Las exportaciones agrícolas y agropecuarias fueron las de menor disminución; las mineras y petroleras las más afectadas. Para el caso de México las primeras cayeron 7 por ciento y las segundas 50.5 por ciento (enero-septiembre). El promedio regional en dichos renglones fue de 18.4 y 42.3 por ciento, respectivamente.
Por el lado de las importaciones, la contracción en 2009 fue similar a la registrada durante la crisis de la deuda externa de 1982: se desplomaron poco más de 24 por ciento (9 por ciento en precios y 16 por ciento en volumen). Al contrario de lo que ocurrió con las exportaciones, la reducción de las importaciones se debe, mayoritariamente, a la variación en el volumen. En dicho año el valor de las importaciones en la región se redujo 25 por ciento. Mientras el mayor desplome de las exportaciones se produjo en los precios, en el caso de las importaciones la mayor reducción se observó en el volumen. El descenso más pronunciado se vio en Argentina (31 por ciento) y Chile (32 por ciento), al tiempo que las menores disminuciones se registraron en el Caribe (9 por ciento). En el caso de México la caída fue de 24 por ciento.
A partir del segundo trimestre de 2009 los índices tienden a estabilizarse, con una mayor recuperación en los precios de la energía. La ausencia de una clara mejora se debe, en gran medida, al estancamiento económico de dos de las grandes economías del mundo: Estados Unidos y la Unión Europea. De acuerdo con datos del FMI, en 2009 se espera una reducción de 2.7 por ciento en la tasa de crecimiento de Estados Unidos, y un aumento de sólo 1.5 por ciento en 2010; en el caso de la UE se prevé una caída de 4.2 por ciento en 2009 y un avance
de 0.5 por ciento en 2010. Los datos positivos que empiezan a observarse en la actividad económica de los países industrializados desde el tercer trimestre de 2009 aún no son suficientes para inducir mayor dinamismo en el comercio internacional.
Antes de la crisis la elevada demanda mundial –de China en particular– contribuyó a dinamizar el volumen y los precios de las exportaciones de los países de la región. La creciente demanda de productos básicos en la nación asiática impulsó las exportaciones y mejoró los términos de intercambio, sobre todo de los países de América del Sur. Los más favorecidos fueron los exportadores de petróleo y minerales. El efecto del aumento del precio de los productos exportados ha sido más significativo que el del aumento del volumen. En el caso de México y Centroamérica (salvo Costa Rica) la tendencia fue la opuesta. Los países que más reforzaron su vínculo comercial con China y que lo hicieron a través de los productos básicos fueron los que obtuvieron mayores ganancias en los términos de intercambio.
El dinamismo económico de Asia –China en particular– ha salido al rescate de las exportaciones de América Latina y el Caribe. Este fenómeno ha beneficiado sobre todo a varios países de América del Sur que son exportadores netos de materias primas, por lo que la subregión ha vuelto a registrar un superávit en el comercio bilateral con la mencionada nación asiática. En cambio, México y Centroamérica continúan exhibiendo un déficit, lo que refleja la marcada asimetría de los flujos comerciales con China, producto de una estructura de exportaciones con mayor participación de manufacturas.
Las rebanadas del pastel
Con un apagón de clase mundial, el pasado viernes la Comisión Federal de Electricidad quedó dramáticamente rebasada y la realidad la ubicó en su exacta dimensión. Por lo demás, México SA (y vecinos que le acompañan) agradece al ingeniero Elías Ayub y sus muchachos las casi nueve horas de interrupción en el servicio (de las 17 horas del viernes a la 1:30 del sábado) que hicieron posible su ausencia en las páginas jornaleras el pasado sábado.