Opinión
Ver día anteriorLunes 18 de enero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

El derecho a elegir

L

a fortaleza de la Constitución estadunidense estará a prueba en un tribunal federal de ese país en el juicio promovido por quienes consideran que el matrimonio entre parejas del mismo sexo es una cuestión de igualdad ante la ley y no un principio divino sancionado por la tradición y la religión.

El asunto se remonta a 2008, cuando se efectuó una votación en California sobre una propuesta de ley que prohíbe el matrimonio entre parejas del mismo sexo; 52 por ciento votó en favor. La pregunta que se hicieron quienes estaban en contra fue: ¿cómo explicar que esa propuesta, a todas luces discriminatoria, haya sido aprobada en uno de los estados más liberales de EU?

La explicación más convincente es que los grupos que apoyan el matrimonio entre personas del mismo sexo creyeron que ganarían la votación con facilidad. Esa confianza fue motivo para que descuidaran la tarea de promover el apoyo a su causa. A ello hay que agregar que varias organizaciones, caracterizadas por sus nexos con diversas iglesias, realizaron una campaña en contra de esos matrimonios arguyendo que por mandato divino el matrimonio se da exclusivamente entre un hombre y una mujer. El resultado fue que un buen número de personas que asisten a alguna de esas iglesias y que habitualmente no se interesan en los procesos políticos, esta vez sí acudieron a las urnas.

En respuesta a su derrota, una coalición de organizaciones que apoyan el derecho a que personas del mismo sexo pueda contraer matrimonio, contrató a dos destacados abogados para impugnar en un tribunal federal la constitucionalidad de la propuesta en cuestión. La base del alegato está enmarcada en el derecho que establece la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, del que la propuesta es claramente violatorio. El juicio ha causado expectación en todo EU ante la posibilidad de que una corte federal falle en contra de la propuesta, lo que, en términos prácticos, significaría autorizar los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Los promotores del juicio ya sufrieron su primer revés. La Suprema Corte de la Nación falló en contra de la autorización del juez federal que preside el caso para que se televisara el juicio, con el argumento de evitar que quienes expongan sus razones de por qué se oponen a la celebración de esos matrimonios pudieran sufrir represalias.

El fallo no es un buen augurio para los promotores del juicio, ya que el caso llegará a ese máximo tribunal, en el que predomina el pensamiento conservador, y será ahí en donde, al final de cuentas, se decida si el matrimonio es una cuestión sancionada por una norma divina o un asunto terrenal entre personas con iguales derechos.

Nuestra solidaridad para el pueblo haitiano.