Nueva York, 17 de enero. Oliver Stone nunca ha detectado una controversia histórica sin lanzarse a toda velocidad hacia ella, pero el proyecto más reciente del cineasta que creó JFK y W amenaza con precipitarlo a aguas mucho más peligrosamente calientes que nunca.

El director ya ha comenzado a esquivar hachazos, al advertir que está consciente de que recibirá ataques de ignorantes por la nueva serie de documentales en la cual promete liberalizar a Hitler y revelar el papel que tuvieron las corporaciones estadunidenses en el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania.

Al presentar su Historia secreta de Estados Unidos, Oliver Stone prometió desnudar el complejo militar-industrial al que en su película de realidad-ficción JFK culpó de conspirar para asesinar a un presidente, y que según él entrampa ahora a Barack Obama para que cometa los mismos errores de sus predecesores.

“No quiero realizar un producto convencional de History Channel, que sea fácil de agradar –comentó el director, de 63 años–. No puede uno acercarse a la historia si no tiene empatía por la persona a la que quizás uno odie.

“He logrado ponerme en los zapatos de Stalin y de Hitler para entender su punto de vista. Vamos a educar nuestra mente, a liberalizarla y ampliarla. Queremos ir más allá de las opiniones… ir hacia la fundación del partido nazi. ¿Cuántas corporaciones estadunidenses estuvieron involucradas, desde General Motors hasta IBM? Hitler no es más que un hombre al que hubiera sido fácil asesinar.”

No apareció de la nada

Stone exhibió un avance de su Historia secreta en la gira bianual de prensa de la Asociación de Críticos de Televisión, en Pasadena, California, y hasta sus colaboradores parecían nerviosos. Cuando el director prometió empatía con gobernantes que ordenaron asesinatos en masa, Peter Kuznick, el profesor de historia reclutado como escritor principal, saltó del asiento para aclarar: No quiere decir que vayamos a ofrecer una visión más positiva de Hitler. Pero lo vamos a describir como un fenómeno histórico y no sólo como alguien que apareció de ninguna parte.

Stone prometió no juzgar a figuras históricas como buenas o malas y contendió: Obviamente a Rush Limbaugh* no le va a gustar esta historia. Como de costumbre, vamos a recibir ataques de ignorantes.

Luego de ganar dos Óscares por una serie de películas acerca de la guerra de Vietnam, Stone dirigió su lente revisionista de la historia a presidentes de su país, desde un Tricky Dicky más complejo en Nixon, hasta un George W. Bush privilegiado y evasor de sus deberes patrios en W. Y como creador de documentales, ha cortejado la controversia antes, con planes para filmar biografías de personajes poco gratos para Estados Unidos, como Hugo Chávez.

El año pasado caminó sobre la alfombra roja con el presidente venezolano en el Festival de Cine de Venecia para la presentación de su documental Al sur de la frontera. También ha perseguido durante años al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad con la esperanza de hacer un filme sobre su vida y su gobierno. La próxima serie de 10 capítulos de Stone aborda temas que según el director han sido reportados de modo insuficiente, como la decisión de Harry Truman de dejar caer la bomba atómica en Japón y los orígenes de la guerra fría. También Stalin es objeto de nuevo análisis, comenta Stone.

Stalin, Hitler, Mao, McCarthy: esas personas han sido desacreditadas por completo en la historia. Stalin tiene una historia totalmente distinta. No es cuestión de pintarlo como héroe, sino de dar una representación más apegada a los hechos. Combatió a la máquina alemana de guerra más que cualquier otra persona.

Hitler ha sido a lo largo de la historia un fácil chivo expiatorio de fuerzas mucho mayores que un solo hombre, dice, y en Pasadena añadió con vehemencia que ese mismo complejo de intereses entre las corporaciones y los militares sigue actuando hoy en día.

“Se puede entender por qué Obama sigue los pasos de Bush en Afganistán –expresó–. Creemos que Obama está muy entrampado en ese sistema. Y eso es lo que trataremos de mostrarles: cómo funciona ese sistema.”

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

*Popular comentarista de radio en EU, conocido por sus posturas ultraconservadoras