Aunque posee una acústica inmejorable, la Nezahualcóyotl es una sala sumamente compleja para el nivel de sonido de la voz humana cuando se trata de una conferencia, un diálogo o una narración. Ello, porque fue diseñada de forma específica para la música instrumental, sin descontar la vocal o el canto académico.

Por ello es necesario emplear un equipo de apoyo sonoro electrónico cada ocasión que se efectúa en ella un programa u obra que requiere narrador. Así ha sido, por ejemplo, cuando se presentaron Pedro y el Lobo, de Prokofiev, o los conciertos infantiles de Mario Iván Martínez.

De igual manera es indispensable cuando se trata de la actuación de un cantante de música popular y, por encima de todo, cuando el recinto es empleado como foro para recitales de poesía, lecturas en voz alta o conferencias.

Todo lo que es hablado se tiene que sonorizar en esa sala, explica el ingeniero de sonido Humberto Terán. No es posible llenar ese espacio de otra manera.

Considerado uno de los más especialistas más destacados en su ramo en México, agrega que el recinto no requiere un equipo muy potente o complejo para apoyar la sonorización.

Comenta que las diversas ocasiones en que se ha tenido que sonorizar la sala, ha funcionado de manera perfecta un equipo no tan poderoso, más bien pequeño, como el que considera que fue adquirido por las autoridades de la coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, con el fin de no tener que seguir rentando uno, y así abatir costos de operación.

En el libro Sala Nezahualcóyotl: una vida de conciertos, de Pablo Espinosa –publicado por la máxima casa de estudios para conmemorar el 20 aniversario del inmueble–, se indica que el diseño acústico original del recinto, realizado por el estadunidense Christopher Jaffe, incluía un equipo de sonorización.

Tal es el nivel y la calidad acústica de la Neza, que una ciudad japonesa construyó una replica fiel de ella

El proyecto contemplaba que éste contara con un mecanismo para retraerse y permanecer oculto cuando no se utilizara, con el fin de no alterar la acústica de la sala. Sin embargo, el equipo no pudo ser adquirido debido a su elevado costo.

Humberto Terán señala en entrevista que en pláticas informales con el titular de la Dirección de Música de la UNAM, el pianista Gustavo Rivero, le sugirió que, de adquirirse un equipo de sonorización como parte del proceso de mantenimiento al que se encuentra sometida la sala, las bocinas fueran colocadas entre el panel acústico que pende del plafón, con el fin de preservar intacta la acústica.

De igual manera recomendó cambiar los micrófonos de pedestal por unos aéreos, los cuales ayudarán a mejorar notablemente las grabaciones que se realicen en ese sitio.

De acuerdo por lo dicho por Christopher Jaffe a Espinosa en el citado libro –en el que el especialista estadunidense argumenta por qué el recinto es un instrumento musical–, ese panel o espejo acústico de la sala, integrado por placas cóncavas de acrílico, tiene la función de reflejar el sonido y permitir que los músicos de las orquestas puedan escucharse entre sí en todas las secciones, algo acaso obvio, pero fundamental para que una orquesta toque de forma conjunta.

De hecho, ésa es la virtud por la que ha ganado reconocimiento la Filarmónica de la UNAM, la agrupación residente de la Neza, entre los diferentes directores huéspedes que han estado al frente de ella.

Tal es el nivel y la calidad acústica de la Sala Nezahualcóyotl, que una ciudad japonesa construyó una replica fiel de ella, previo pago de derechos.