16 de enero de 2010     Número 28

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada


ILUSTRACIÓN: Cintia Bolio / purasevas.blogspot.com

México en el cambio climático global

Cecilia Conde Álvarez

La composición atmosférica de nuestro planeta es tal que permite que gases con concentraciones mínimas como el vapor de agua, el bióxido de carbono, el metano y algunos otros produzcan el llamado efecto invernadero. Gracias a él, la Tierra tiene en promedio una temperatura en superficie de 15 grados centígrados. Sin ese efecto invernadero, esa temperatura estaría cercana a 30 grados menos.

Es claro que si se cambia la composición atmosférica, aumentando algunos de esos gases, el planeta se calentará. Las acciones humanas están modificando esa composición atmosférica, emitiendo a la atmósfera por quema de combustibles fósiles toneladas de gases de efecto invernadero (GEI). También los procesos de cambio de uso de suelo, especialmente la deforestación, provocan emisiones de estos gases y además disminuyen la cubierta vegetal que captura el bióxido de carbono atmosférico.

En su último Reporte de Evaluación, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) establece que de manera inequívoca se pueda afirmar que esas emisiones antropogénicas ya han cambiado la concentración de los GEI y, por tanto, el calentamiento observado durante el siglo XX puede atribuirse a la acción humana. La temperatura global ha aumentado en 0.74 grados centígrados, que es el mayor incremento en mil 300 años. También el nivel del mar ha aumentado entre seis y diez centímetros, y los cuerpos de hielo y nieve se han reducido de manera significativa. Por ejemplo, para 2007 en el Ártico se habían perdido cerca de 4.3 millones de kilómetros cuadrados.

Asociados a los cambios climáticos descritos, se han detectado cambios generalizados en las cantidades de precipitación, además de cambios en los eventos extremos, como sequías, lluvias torrenciales, ondas de calor e intensidad de los ciclones tropicales.

Los cambios físicos observados han provocado que ya se presenten impactos en los sistemas biológicos e hídricos en el planeta. Por ejemplo, el IPCC ha documentado que entre 1970 y 2004 se observaron más de 30 mil evidencias de cambios en los patrones de migración de las aves, en la floración de las plantas y en el deshielo y la recarga de ríos y acuíferos, que están asociados al calentamiento del planeta.

Así pues, las observaciones indican claramente que el proceso de cambio climático ya está en marcha, y que sus impactos ya se están dando.

Proyecciones del clima futuro. El clima para los próximos cien años no se puede pronosticar. En primer lugar, tendríamos que poder pronosticar las emisiones futuras, asociadas a la economía, al crecimiento poblacional, al cambio de uso de suelo, a los avances tecnológicos y a las fuentes de energía que se emplearían. Para incluir ese conjunto de factores en las proyecciones del clima futuro, el IPCC ha establecido, en lugar de pronósticos, escenarios de emisiones. Éstos proyectan los cambios en las emisiones antropogénicas en función de las posibles trayectorias socioeconómicas futuras. En cualquier caso, siguiendo cualquiera de esas trayectorias, se prevé que el planeta se seguirá calentando.

Para el año 2100 la temperatura puede incrementarse entre 1.8 y cuatro grados y el nivel del mar elevarse entre 18 y 59 centímetros, y es muy probable que los extremos de calor y las precipitaciones torrenciales sean más frecuentes. Los cambios observados en los sistemas biofísicos descritos anteriormente se acentuarían, poniendo en riesgo de extinción entre 20 y 30 por ciento de las especies vegetales y animales si la temperatura global promedio excede entre 1.5 y 2.5 grados centígrados. En cuanto a los sistemas humanos, es probable que aumentará el número de personas expuestas a la falta de disponibilidad de agua, a inundaciones y al aumento del nivel del mar. Para la producción agrícola, en los países de latitudes bajas se proyecta que la productividad de granos básicos disminuirá aun con aumentos de temperatura menores, de entre uno y dos grados centígrados.

Hay que señalar que los anteriores se denominan “impactos potenciales” pues no consideran las medidas o estrategias de adaptación que pueden aplicar los posibles afectados. Poco se ha documentado con respecto a estas medidas (espontáneas o planeadas) ante el cambio climático observado, pero es claro que urge diseñar estrategias que permitan anticipar y planear las posibles acciones ante el cambio climático actual y futuro.

Cambio climático y sus impactos en México. Los escenarios de cambio climático proyectan en general aumentos de temperatura para todo el país, particularmente en la región norte. Algunos escenarios también indican que la precipitación puede disminuir en regiones áridas y semiáridas, ya de por sí sensibles a la sequía. Sin embargo, también hay escenarios de cambio climático que indican aumentos en la precipitación, aun para esas regiones.

En el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM (CCA-UNAM; http://atmosfera. unam.mx/) se han desarrollado para el país escenarios de cambio climático mensuales y para diferentes regiones de México. Todas las bases de datos están disponibles, así como una guía para que los usuarios generen sus propios escenarios de cambio climático.

Las consecuencias en sectores prioritarios para México también han sido analizadas en diversos estudios. Los métodos empleados y los resultados obtenidos por expertos en sectores prioritarios están en la misma página del CCA-UNAM y en la del Instituto Nacional de Ecología (INE; http://www.ine.gob.mx/).

En general, se ha evaluado que en condiciones de cambio climático la cobertura vegetal del país se vería afectada hasta en 50 por ciento en condiciones de cambio climático.

Integrante del Grupo de Cambio Climático y Radiación Solar del CCA- UNAM y miembro IPCC [email protected]