Jueves 14 de enero de 2010, p. 12
Tijuana, BC, 13 de enero. El sacerdote Gerardo Montaño Rubio, quien en la década de los 90 sirvió de enlace entre el cártel de los Arellano Félix y la alta jerarquía de la Iglesia católica, falleció a causa de complicaciones de una diabetes, informó Sigifredo Noriega Barceló, obispo de Ensenada, quien descubrió su cuerpo la medianoche del martes en la casa parroquial de esa localidad.
En 1994 Montaño Rubio logró que se reunieran Ramón Arellano Félix, jefe del cártel de Tijuana, con el entonces arzobispo de esta frontera Emilio Berlié Belaunzarán. Luego los tres viajaron a la ciudad de México para que el sinaloense sostuviera una conversación privada con el nuncio apostólico Girolamo Prigione.
Noriega Barceló y seis sacerdotes más oficiaron una misa en la catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, donde la feligresía entregó decenas de arreglos florales.
Su cuerpo fue cremado y trasladado a Tijuana, donde fue ordenado por el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y prestó la mayor parte de su servicio sacerdotal. Por la noche se celebró allí otra misa en la parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús, donde cientos de feligreses rezaron ante sus cenizas.