Mundo
Ver día anteriorJueves 14 de enero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

No ocurría un sismo en Haití desde 1842; primer cálculo oficial de 100 mil muertos

El panorama, inimaginable: Préval; tres millones de afectados, estima la Cruz Roja

Fallecen 16 empleados de la ONU y unos 200 están desaparecidos

Comienzan los saqueos

Sin excavadoras, ambulancias ni bomberos, voluntarios intentan rescatar a sobrevivientes

¿Qué hizo este país para merecer tanta desgracia?, cuestiona anciano que perdió dos hijos

Foto
La situación en Puerto Príncipe es caótica; el sistema hospitalario colapsó, no hay luz ni telefonía, describe un jefe de la misión de Médicos Sin Fronteras en esta capital, donde la población continúa las labores de rescateFoto Ap
Foto
Rescate en el hotel La Villa CreoleFoto Ap
Foto
Las calles de Puerto Príncipe, convertidas en morguesFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de enero de 2010, p. 19

Puerto Príncipe, 13 de enero. El primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, estimó este jueves que más de 100 mil personas podrían haber muerto en el peor terremoto que ha sufrido la nación en 150 años. Según cálculos de la Cruz Roja hay tres millones de damnificados. En las calles se acumulan los cadáveres y los heridos saturan los pocos hospitales que siguen en pie. La Misión de Estabilización para Haití de Naciones Unidas (Minustah) confirmó la muerte de 16 de sus integrantes y la desaparición de otros 200.

La Organización de Estados Americanos anunció la apertura del aeropuerto de Puerto Príncipe, aunque sin electricidad ni torre de control, mientras las agencias internacionales no reportan pérdidas humanas o materiales en otras zonas del país.

El sismo de 7 grados en la escala de Richter que azotó ayer esta capital, es el primer terremoto que sufre la nación antillana desde 1842, cuando quedó destrozada Cap Haitien, la segunda ciudad en importancia del país. Antes hubo eventos sísmicos en 1701, 1751 y 1770.

Presión en placas tectónicas

El Centro de Estudios Geológicos de Inglaterra informó que Haití se encuentra en una zona sísmica semejante a la falla de San Andrés, en California, pues a poca profundidad, unos 17 kilómetros, existen placas tectónicas que han acumulado presión durante más de un siglo que en esta ocasión se removieron casi un metro. Dado que el último terremoto ocurrió en el siglo XIX, es probable que los haitianos no sean conscientes de que viven en una zona sísmica, agregó el centro.

Es difícil hacer una evaluación correcta del número de víctimas y de cuántos edificios se derrumbaron, declaró el primer ministro Bellerive a CNN. Pero considerando la hora del terremoto, estamos muy por arriba de los 100 mil muertos, agregó.

El Parlamento se derrumbó. La oficina de la tesorería se derrumbó. Las escuelas se derrumbaron. Los hospitales también se derrumbaron, declaró el presidente haitiano, René Préval.

El panorama de la capital, con edificios en ruinas y cadáveres en las calles, es inimaginable, narró el mandatario, quien junto a su esposa se salvó del desplome del palacio presidencial.

Testigos de la tragedia carentes de equipamiento hacen lo que pueden para desenterrar a las víctimas atrapadas entre toneladas de concreto y hierro retorcido, la mayoría de las veces usando sólo sus manos. Muchos de los los heridos son trasladados a sanatorios ubicados en la frontera con República Dominicana.

El Instituto Geofísico estadunidense informó que 24 fuertes réplicas sacudieron el país, tras el sismo que se registró a las 16:53 horas del martes.

La cárcel principal de Puerto Príncipe se derrumbó, informó la ONU, que precisó que los reclusos lograron escapar. El Hospital General también quedó destruido, al igual que el hotel más lujoso de la capital, Le Montana, bajo cuyas ruinas hay al menos 200 personas. Un hospital argentino es el único que sigue funcionando en toda la capital, y está saturado de víctimas.

Foto
Una niña yace entre los escombros de la capital haitianaFoto Ap

Los cuerpos que han podido ser rescatados se alinean cubiertos con sábanas en una macabra procesión que hace estallar en llanto a los sobrevivientes.

En la céntrica calle de Saint Honoré, un hombre cubierto de polvo aguarda desde hace 24 horas rodeado de amigos y vecinos. Pese a los esfuerzos de todos, su pierna permanece atrapada dentro de un auto aplastado y agoniza por lo que probablemente es una hemorragia interna. Morirá antes de que lo saquemos, dijo Wilson, una de las personas que lo rodean, impotentes.

Los sobreviviente deambulan por las calles e intentan rescatar con sus propias manos a los heridos. No hay excavadoras, ambulancias o bomberos.

¿Qué hizo este país para merecer tanta desgracia junta, se pregunta Rody Baptista, de 80 años, sentado en una silla junto a la montaña de escombros que fue su casa. Se niega a moverse de ahí hasta que sean rescatados los cuerpos de sus dos hijos.

El aeropuerto de la capital resultó dañado pero es utilizable, confirmaron diversas autoridades, mientras el país se prepara para recibir ayuda internacional. La pista (del aeropuerto) parece funcionar, pero no hay electricidad, lo que significa que el aterrizaje de noche es imposible, señaló el secretario general adjunto de la OEA, Albert Ramdin.

Stefano Zannini, uno de los jefes de la misión de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) que se encuentra en Puerto Príncipe, relató: “La situación es caótica. Durante la noche visité cinco centros médicos y un hospital general, la mayor parte del sistema está colapsado, nada funciona. Los cadáveres están por todas partes.

Gran parte de la ciudad está sin electricidad ni teléfono. La gente se reúne en las calles, enciende fogatas e intenta ayudar a sus vecinos. Cuando la gente ve el logotipo de Médicos Sin Fronteras, corre a solicitarme ayuda, quieren que vea a sus familiares y vecinos, describió.

Apenas amaneció, comenzaron los saqueos en este inestable país, donde los cascos azules de la Minustah intentan mantener la paz y el equilibrio desde 2004, tras el golpe de Estado que derrocó al entonces presidente, Jean Bertrand Aristide, quien hoy envió condolencias desde su exilio en Johannesburgo, Sudáfrica.

El hecho de que Haití sea un país inestable y el país más pobre del hemisferio hace que haya ahí una basta presencia de personal humanitario. La ONU anunció que 16 miembros de su personal murieron: 11 brasileños , tres jordanos, un argentino y un chileno. Otros 56 trabajadores del organismo resultaron heridos y unos 200 están desaparecidos, pues su cuartel principal se desplomó.

La organización, confirmó que fallecieron el jefe civil de la misión, el tunecino Hedi Annabi, y su adjunto, el brasileño Luiz Carlos da Costa. La ONU tiene en Haití siete mil soldados y dos mil policías, la mayoría sudamericanos.

Entre los muertos figuran el arzobispo de Puerto Príncipe, Serge Miot, once militares brasileños y la médica fundadora de Pastoral de la Infancia, Zilda Arns.