Educación para la sexualidad y construcción de ciudadanía es el nombre del programa nacional que se aplica en Colombia, y con el cual las autoridades buscan que niños y adolescentes sean felices y a partir de ahí, que sus decisiones tengan como eje la preservación de su bienestar.

Se trata de educar para la vida, que los individuos se apropien de su autonomía, lo que a su vez implica una reflexión permanente y crítica: cómo las decisiones que toman afectan el futuro, el propio y el de otras personas, explicó Diego Arbeláez, coordinador del programa público sobre educación sexual que se lleva a cabo en Colombia.

Cuando esas decisiones están orientadas al bienestar, además de que tienen un impacto positivo, contribuyen en la construcción de la propia realidad. En ese sentido, la estrategia colombiana está centrada en el desarrollo de competencias, entendidas como un saber para saber hacer.

No es información para acumular y responder exámenes, sino para lograr que niños y adolescentes sean, efectivamente, titulares de derechos, y por tanto puedan decidir sobre su cuerpo y sus relaciones, con lo que además, enriquecen su proyecto de vida.

En ese sentido, la estrategia tampoco se basa en la prevención de riesgos, como el embarazo no deseado y las infecciones de transmisión sexual, sino en la construcción de individuos capaces de decidir en función de su bienestar, explicó.

En entrevista, el especialista comentó que en Colombia se tomó la decisión de impulsar la educación sexual desde 1994, en un proyecto que se suspendió cuatro años después y fue retomado en 2005 con lineamientos que se enfocan en los profesores.

De entrada, se ha buscado que los docentes sean conscientes de que la información y el proceso formativo les toca en su propia vida. A partir de allí, están en condiciones de responder a las realidades culturales de sus alumnos, mencionó Arbeláez, quien estuvo en México para participar en la consulta técnica regional sobre las Directrices Internacionales para Educación en Sexualidad emitidas por la UNESCO.

Explicó que el programa de educación para la sexualidad forma parte de la política pública y está vinculado con las acciones de salud sexual y reproductiva del sector sanitario. Abarca desde el nivel prescolar hasta el medio superior.

Los colombianos conciben a la escuela como espacio de posibilidades para el desarrollo y no sólo de acumulación de conocimientos y se busca que los niños se vayan convirtiendo en ciudadanos democráticos y participantes de las elecciones que van a enriquecer su proyecto de vida.