Jueves 31 de diciembre de 2009, p. 27
Buenos Aires, 30 de diciembre. El ex arzobispo de la ciudad argentina de Santa Fe, monseñor Edgardo Storni, fue condenado a ocho años de prisión por abuso sexual agravado
contra un seminarista, hecho de fuerte repercusión en un país donde más de 90 por ciento de la población profesa el culto católico.
La juez María Mascheroni sostuvo que Storni, de 73 años, en 1992 cometió el delito de abuso sexual agravado por el vínculo
contra el seminarista Rubén Descalzo, cuando aquél ya era arzobispo. El ex religioso cumplirá arresto domiciliario por ser mayor de 70 años.
Tras conocerse el fallo, Descalzo dijo que aunque llegó tardíamente, la condena le causó alivio y le sirve para cerrar una etapa
de su vida.
En su denuncia, había relatado que Storni “me hizo pasar a su departamento, donde sólo había una lámpara encendida, hablamos mucho y me convenció para que fuera.
Cuando llegamos a la puerta me abrazó. El abrazo comenzó a prolongarse y me apretó más contra su cuerpo. Colocó su cara en mi cuello y me besó
, añadió.
Investigado desde 1994
El caso de Storni saltó a la luz pública en 2000, y provocó fuerte conmoción con la denuncia realizada en el libro Nuestra Santa Madre, de la periodista Olga Wornat, aunque el religioso era investigado desde 1994.
Ese año, por orden de el Vaticano, el actual arzobispo de la ciudad de San Juan, José María Arancibia, investigó denuncias de aspirantes a sacerdotes sobre supuestos abusos sexuales cometidos en el seminario de Santa Fe y durante los retiros espirituales de la localidad serrana de Calamuchita, en la provincia de Córdoba.
El arzobispado de Santa Fe no hará ningún pronunciamiento
sobre la condena a Storni y la misma respuesta dio la Conferencia Episcopal Argentina.
Eduardo Jautchen, abogado de Storni, apeló el fallo de Mascheroni, pues dijo, ocurrieron innumerables violaciones a las garantías constitucionales
durante el proceso judicial.
Cuatro sacerdotes habían sido condenados en Argentina desde 2002 por abuso sexual, con penas de ocho a 24 años de prisión, mientras un obispo renunció al verse envuelto en escándalos sexuales.
En el más reciente caso previo al de Storni, el sacerdote Julio César Grassi fue condenado en junio pasado a 15 años de prisión por abuso sexual y corrupción de un menor al que debía cuidar y educar en una fundación de niños desamparados.