Al endurecer su posición en contra de los matrimonios de personas del mismo sexo, la jerarquía católica incurre no sólo en una falta moral al pretender ignorar los derechos civiles de las personas, sino también asume una actitud que podría revertirse en su contra ante su creciente intolerancia, afirmaron especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en relaciones Iglesia-Estado.

Manuel Canto Chac y Josué Tinoco Amador, catedráticos de esa casa de estudios, señalaron que el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, quien afirmó que ni los perros se aparean entre dos del mismo sexo, es un claro ejemplo de que frente a su incapacidad de influir realmente en los creyentes se refugian en una moral individual caduca que no tiene ningún fundamento bíblico.

Aseguraron que estudios recientes demuestran que estos temas no son los que más preocupan a los católicos, ni tampoco se trata de una posición mayoritaria. Por el contrario, a pesar de que México es un país de creyentes, no todos son católicos. Se sabe que la enorme mayoría no están preocupados por la moralidad sexual, sino por el ejercicio de las libertades civiles.

Tinoco Amador, del departamento de sociología de la UAM-Iztapalapa, aseguró que con estas declaraciones sólo se profundiza la pérdida de credibilidad en la institución religiosa, pues es evidente que cuando una religión le da la espalda a las necesidades de la sociedad y va en su contra, tiende a caer en el abandono o el descrédito.

Tristemente, indicó, son quienes ocupan los más altos cargos dentro de la Iglesia católica en México los que no quieren reconocer las necesidades de sus feligreses y optan por frases que no comparten muchos católicos, frente a una línea cada vez más dura y lejana de los intereses reales de la sociedad.

Canto Chac, experto en movimientos religiosos y relaciones Iglesia-Estado de la UAM-Xochimilco, aseguró que este endurecimiento le afecta sobre todo a la alta jerarquía. Suelen refugiarse en la moralidad sexual cuando sienten que están perdiendo terreno, y al hacerlo revelan su decadencia e incapacidad de influir socialmente, pues ya no funcionan los llamados a la moral sexual desde el púlpito.

No obstante, ambos especialistas reconocieron que ante un gobierno federal panista que siente más cercano hay mayor tolerancia a este tipo de actitudes, las cuales se ven reforzadas por un papado duro e intransigente que favorece posiciones intolerantes.

Canto Chac agregó que antes de condenar las uniones entre homosexuales, la jerarquía católica debería dar amplias explicaciones de por qué se vincula abiertamente con partidos políticos que no han favorecido el desarrollo del país, frente a una feligresía que ya entendió que vivir su fe no implica hacer lo que dictan los obispos o evitar aquello que condenan.