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Estamos ante un ominoso panorama que urge resolver

Sin Estados Unidos no se puede combatir al narcotráfico

En un análisis del año que termina, el mandatario veracruzano señala que el narco ha sido combatido sin eficacia; el Congreso dejó insatisfechos a todos con su paquete fiscal; es muy pronto para hablar de sucesión presidencial, pues primero hay que encarar la crisis económica, problema más inmediato

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El gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, en imagen de archivoFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de diciembre de 2009, p. 7

Veracruz, Ver., 27 de diciembre. “Estamos frente a un ominoso panorama; hay una atmósfera de falta de confianza que afecta a las instituciones, agravia a la nación y retarda las soluciones. El combate al crimen organizado no ha dado resultados, el Congreso cerró el año con un paquete de instrumentos de política económica que causaron malestar a todos.

“Los empresarios están enojados y desconfían de la eficacia de las políticas públicas; los gobernadores no están conformes con el poder central [el Presidente] y éste no lo está ni con los gobernadores ni con los legisladores… Hay un ambiente de falta de acuerdos”, dice el gobernador Fidel Herrera Beltrán al hacer un balance de 2009.

Incluido en las encuestas para medir las tendencias electorales en torno a los precandidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República para 2012, Herrera Beltrán pide no adelantar vísperas porque “no todo lo que parece es… y hay muchos espejismos”.

–¿Es cierto que es usted el plan B para un sector del PRI?

–Tendría que haber plan A para que hubiera B, y hasta donde sé no hay ni uno ni otro. Creo que es muy pronto para hablar de la sucesión, y lo que hay en este momento son condiciones muy difíciles para la vida de México.

“Pero además creo, como Jesús Reyes Heroles, ‘primero el plan, y luego el hombre’, o la mujer, que puedan aspirar en su tiempo y circunstancia a resolver los problemas que la alternancia no resolvió. De manera que, también, como señalaba el sabio tuxpeño: ‘en la política, como en la vida, las cosas ocurren a su tiempo, ni antes ni después’.”

–Parece que en el PRI hay un grupo que tiene muy avanzado su plan A.

–Pues eso parece. Pero quién sabe si sea. No todo lo que parece es. Y hay luego espejismos que pueden conducir en rutas equivocadas. Lo que hay en el PRI es, bajo la conducción de Beatriz Paredes, la convicción de que el partido juegue el papel de oposición constructiva, y de solución definitiva de los problemas de la economía y de la seguridad de México.

–Pero no se ve que sea Beatriz Paredes el eje del PRI.

–Sí lo hace. El PRI tiene una vocación federal por naturaleza, surgió así como una federación de partidos, ésas son sus formas de ser y de actuar. Es un partido que es una coalición de partidos y de sectores.

–¿Y de gobernadores?

–Sí, también. Pero eso no es nuevo. El PNR (Partido Nacional Revolucionario), el PRM (Partido de la Revolución Mexicana) y el PRI fueron coaliciones nacionales que, representando a las regiones, consiguieron los acuerdos necesarios que dieron coherencia a la nación.

Hay propuestas que son muy distintas por la pluralidad y diversidad de nuestra República; dentro del PRI somos heterogéneos, pero podemos ponernos de acuerdo, y ésa es la magia que quienes no conocen al PRI no pueden comprender.

–Lo veo muy optimista, pero han perdido las presidenciales en las dos últimas elecciones.

–Y hemos ganado las intermedias en las últimas elecciones. El PRI tiene una gran capacidad de recuperación. Para los mexicanos es muy claro ahora que la simple alternancia en el poder no es la solución de los problemas económicos, de desarrollo, de pobreza, de seguridad.

“Que la democracia tiene propuestas a las que hay que agregar acciones muy enérgicas de distribución del ingreso, respeto a los derechos humanos, integración social de los indígenas y los sectores más pobres.

“Esa articulación de intereses es la que nos puede dar la posibilidad de volver a ser gobierno nacional. Pero eso tampoco es un hecho; el que dé por descontado que vamos hacía Los Pinos de manera automática puede encontrarse otra vez con la experiencia dolorosa de las últimas elecciones.

Por eso digo: es muy adelantado hablar de la sucesión cuando entramos al cuarto año de la administración federal en medio de una crisis grave de la economía y de la seguridad.

–¿Cuál es el problema más serio en este momento?

–La mala situación económica y el problema de la seguridad corren paralelos. Estamos ante un ominoso panorama y una atmósfera de falta de confianza que afecta a las instituciones, agravia a la nación y retarda las soluciones.

Del Congreso y el periodo de sesiones salimos con instrumentos de política económica que causaron malestar a todos, nadie quedó contento. Los empresarios están enojados con el gobierno y desconfiados de la eficacia de las políticas públicas; los gobernadores no están conformes con el poder central y éste no está conforme ni con los gobernadores ni con los legisladores; los diputados y senadores se devolvieron minutas, hay un ambiente de falta de acuerdos en los sectores productivos que nos obligan a buscar un punto de reunión, una solución al problema más inmediato, que es el de la economía.

–Pero, ¿quién tiene que convocar a esos pactos?

–Pues, en la lógica del poder, el que manda tiene la responsabilidad. Debiera corresponder al Presidente y al gobierno federal la convocatoria, a los partidos respaldarla y a todos los actores productivos impulsarla.

El problema de la pérdida de empleos tiene una vinculación con la falta de confianza de los inversionistas y con los problemas de la seguridad. El enfrentamiento con las bandas del crimen organizado, que no ha dado resultados, genera una grave atmósfera de incredulidad y desconfianza que a su vez se agrega a los problemas de la economía. Seguridad y economía son un todo social que hay que atender y resolver a partir de una convocatoria a los acuerdos.

Propuesta insuficiente

–El Presidente de la República hizo una propuesta de reforma político-electoral.

–Es insuficiente, hay que incluir otras propuestas que tienen que ver con el funcionamiento del Poder Ejecutivo y del Banco de México, y en ese espacio encontrar las propuestas de carácter económico.

Todas tienen una vinculación, pero tenemos que empezar por lo más importante: comer, vivir, trabajar, generar ingresos.

–Para detener la guerra del narcotráfico, ¿sería una opción la legalización de las drogas?

–No es una sola medida la que puede resolver el problema del narcotráfico. Puede haber violencia en las calles, pero mientras no se toque a la estructura superior del financiamiento no hay en los hechos ningún avance.

“Hay que combatir las cadenas del crimen organizado; los intereses financieros, las cadenas de distribución, y hay que hacerlo con la sofisticación con que se maneja el narcotráfico.

“Y ésa no es una lucha que puedas dar si no tienes a tu lado a Estados Unidos. No sólo por ser el sitio de mayor consumo y de donde vienen los flujos de capital, sino porque es el Estado que tiene la mayor capacidad de investigación y multiplicidad de entidades que se ocupan de este fenómeno, la CIA, la FBI, la DEA… No puedes dar una lucha a fondo si no lo haces al lado, y con el respaldo del gobierno de Estados Unidos. Me van a decir: ‘eso rompe con el principio de soberanía’, y yo respondo que para eso hay acuerdos y tratados internacionales.

“No puede ser que para que la Secretaría de Marina pudiera realizar prácticas conjuntas con la Marina de Estados Unidos hubiera todo un debate; hay una enorme confusión. Hay que ver la tecnología, el entrenamiento y los mecanismos de acción de que disponen los cárteles de la droga. Entonces, necesitamos tener personal entrenado para hacer frente a eso, y no lo tenemos más que en mínima proporción.

“No es tan simple como legalizar, porque ahora, ¿qué legalizas? Hay tantas formas de farmacodependencia y de drogas. Cuando el Presidente habló de una guerra se debieron configurar todos los elementos de un enfrentamiento de esta naturaleza.

“Yo no quiero juzgar un esfuerzo que ha tenido muchos riesgos y costos; yo respaldo al Presidente porque hacer algo es mejor que no hacer nada; pero debió preparar todos los elementos de información, de inteligencia, de visualización, y no parece, y si los hubo estimaron muy corto el tiro o había mucha confusión o poca información y no se previeron todos los aspectos sociales, la profundidad de las vinculaciones sociales, de la cultura de la convivencia con los cárteles.

Hay que recordar también que el cultivo de drogas en México fue propiciado originalmente por Estados Unidos para elaborar analgésicos durante la guerra de Corea; entonces, si Estados Unidos estuvo en el comienzo del problema, también debería estar en la solución.