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Desde otras ciudades

La burka en Francia

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La burka es una prenda de uso común en países considerados fundamentalistas, como AfganistánFoto Ap
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arís. En estos días termina la discusión parlamentaria en Francia sobre el uso de la burka, el velo negro que oculta la cabeza y gran parte del rostro de las mujeres musulmanas, cuya ley será promulgada a fines de enero de 2010. Se espera que dicha ley sea muy probablemente prohibitiva si se atiende a las declaraciones del presidente de la comisión, diputado comunista, quien dijo que esas mujeres con sus extraños hábitos como “sarcófagos ambulantes … no tienen nada que ver con la República” , frase citada por Yacine Djaziri en su blog cuyo amplio espacio de discusión se saturó en dos días, por lo que se cerró.

La perspectiva de la República es que este velo integral constituye una afrenta contra los derechos humanos de la mujer, mismos que deben respetarse por el solo hecho de pisar el territorio francés, mientras que los musulmanes franceses se dividen entre quienes ven en la nueva ley un medio de combatir el fundamentalismo musulmán que muchos fieles no comparten, quienes creen que, al contrario, la nueva ley que prohíbe el uso en público de la burka sólo llevará al enclaustramiento de las mujeres de los fundamentalistas, contribuyendo con ello a una afrenta mayor contra sus derechos humanos, hasta, evidentemente, los propios fundamentalistas musulmanes, quienes argumentan que en ese caso debería prohibirse también el uso en público de los hábitos de las monjas católicas o los casquetes típicos de los judíos ortodoxos.

Ya hace unos tres lustros se aconsejó a los directores de escuelas públicas a no permitir entre sus alumnos portar signos exteriores religiosos, lo que llevó a una serie de desencuentros de alumnos contra maestros y alumnos y maestros entre ellos, de modo que aparente y explícita o implícitamente se abandonó esta iniciativa en el sector educativo.

Las mujeres con burka en Francia serían entre 400 y 2 mil, y es imposible saber quiénes llevan el velo a la fuerza y quienes lo hacen por su propia convicción, ya que el uso de dicha prenda no aparece como obligatorio en los preceptos coránicos, añade la periodista Djaziri citando, por otra parte el argumento que opuso el diputado Aristide Briand cuando en 1905, al elaborarse la ley sobre la separación de la Iglesia y el Estado rechazó la cláusula contra la sotana católica, diciendo que con la laicidad la sotana se vuelve un vestido como cualquier otro. La cuestión es : ¿la burka sería parte de la libertad de las mujeres o contra ella?

Yuriria Iturriaga, corresponsal