Santa Claus y los Reyes Magos regresaron a la Alameda Central. Los trineos, renos, caballos, elefantes y camellos invadieron los alrededores del primer parque público de la ciudad con escenografías diversas, luces de colores y música, desde infantil hasta reggaeton, para atraer la atención de los pequeños, algunos de los cuales se llevaron la foto del recuerdo, aunque la mayoría sólo dejaba su cartita en los buzones o los saludaba de lejos ante lo costoso de la foto: 50 pesos.

La gran cantidad de gente que se dio cita desde temprana hora no fue obstáculo para que las familias capitalinas y del interior del país, así como visitantes extranjeros recorrieran uno a uno los locales ocupados por hombres barbudos enfundados en trajes rojos que mostraban el paso de los años, o modernos Santas, que con anteojos negros o alguna arracada en el oído, dejaban escuchar un estruendoso ¡jo!, ¡jo!, ¡jo!

O saludaran a Melchor, Gaspar y Baltasar, que portaban oro, incienso y mirra desde el Medio Oriente, para hacer realidad los sueños de miles de niños que esperan con ansia la noche del 5 de enero para que lleguen a sus hogares y les dejen los juguetes solicitados, por su buen comportamiento o calificaciones.

La rehabilitación del Monumento a la Revolución, que incluye la construcción del primer estacionamiento subterráneo, fue la causa de que después de algunos años Santa y los Reyes regresaran a la Alameda Central, aunque esta vez tuvieron que instalarse sobre Doctor Mora y avenida Hidalgo, lo cual no impidió que la gente disfrutara del espectáculo y de platillos tradicionales como pozole, flautas, tostadas y buñuelos.

Las ventas, sin embargo, estuvieron muy por debajo de otros años, pero esperamos se compongan en los siguientes días, cuando más personas acuden a tomarse la foto o divertirse en la pista de hielo y las motonetas, comentaron algunos de los vendedores que, con gritos atraían a la gente a sus puestos a disfrutar estas delicias de la cocina mexicana.

Esta situación se observó también en plazas comerciales, donde Santa o los Reyes no lograron juntar lo invertido. La crisis ha provocado que mucha gente venga a darse la vuelta, pero no a tomarse la foto, cuando mantuvimos el mismo precio del año pasado: 100 pesos, señalaron algunos de los fotógrafos, que impacientes miraban pasar a los pequeños, sin lograr durante horas una sola toma.

Productores de árboles de Navidad también se quejaron de las bajas ventas registradas en esta temporada, lo cual los obligó a rematarlos hasta 70 por ciento debajo de su precio, pues a tres días de la celebración se quedaron con más de la mitad. La misma medida se observó en los mercados públicos y algunas explanadas delegacionales, donde los árboles artificiales entraron también a remate junto con los adornos navideños, cuyas cajas se cotizaban en 10 pesos, mientras las luces se vendían en 30 y 50, y los nacimientos hasta en 150 pesos.

Fue un año fatal, no sacamos ni siquiera lo que invertimos, señalaron algunos locatarios.